
Del body checking al body listening: la práctica simple que reduce la ansiedad y mejora tu relación con el cuerpo
La mentora de bienestar femenino Andrea Ritzer explica cómo pasar del control a la conexión con tres microprácticas que podés incorporar hoy para mejorar tu energía y tu relación con el cuerpo.
15 de diciembre de 2025

Andrea Ritzer explica cómo pasar del control a la conexión con tres microprácticas que podés incorporar hoy para mejorar tu energía y tu relación con el cuerpo. - Créditos: Gentileza
Todas, en mayor o menor medida, sabemos lo que es mirarnos “de reojo”: ajustar la postura para una foto, chequear si una prenda queda igual que antes, pellizcarnos para “medir” si algo cambió.
A veces es un gesto sutil; otras, un pensamiento que aparece sin que lo llamemos. Ese mecanismo automático tiene nombre y, según explica Andrea Ritzer, mentora de bienestar femenino, es más común de lo que creemos: “El problema no es mirarnos, sino cómo esa mirada condiciona nuestra energía, nuestra seguridad y nuestra libertad cotidiana”, señala.
Ritzer propone una idea simple pero transformadora: dejar de controlarnos para empezar a escucharnos. Un pasaje del body checking al body listening que cambia por completo la forma en que habitamos el cuerpo.
De controlar a conectar: qué es el body checking
El body checking es la necesidad compulsiva de controlar la apariencia. Incluye comportamientos como:
- pesarse constantemente,
- mirarse en todos los espejos,
- revisar brazos, piernas o celulitis,
- comparar fotos o medidas,
- buscar validación externa.
Según Ritzer, esta vigilancia continua no es inocente: “Parece algo chiquito, pero alimenta ansiedad, desconexión y una sensación permanente de insuficiencia”. Es una forma de control que termina controlándonos.
El giro que cambia todo: qué es el body listening

Andrea Ritzer explica cómo pasar del control a la conexión con tres microprácticas que podés incorporar hoy para mejorar tu energía y tu relación con el cuerpo. - Créditos: Gentileza
El body listening, en cambio, es escuchar las señales del cuerpo como información para vivir mejor, no para juzgarnos. Es preguntarnos:
- ¿Cómo está mi energía hoy?
- ¿Necesito fuerza, descanso o movimiento suave?
- ¿Qué me dice mi respiración?
- ¿Qué tensión aparece cuando estoy estresada?
- ¿Qué sensaciones me traen claridad o deseo?
“El objetivo no es estar siempre bien, sino entendernos para acompañarnos mejor”, explica Ritzer. El cambio es profundo: pasamos de controlar al cuerpo a habitar el cuerpo.
Tres señales de que estás en automático (y no escuchando)
1. Te mirás pero no te registrás
Prestás atención a cada detalle externo, pero ignorás señales internas como cansancio, hambre real o tensión en el cuello.
2. Te hablás desde la exigencia
Aparecen frases como “ponete las pilas” o “te ves hinchada”. Para Ritzer, “ese rum rum interno es más duro que cualquier comentario externo”.
3. Tomás decisiones desde la culpa
Comés, entrenás o descansás por obligación y no desde una necesidad real.
Estas señales no juzgan; simplemente avisan. Indican que el cuerpo pide ser escuchado.
Tres microprácticas de body listening para probar hoy
Según Ritzer, no requieren tiempo, sino presencia. Son herramientas simples, concretas y usables en cualquier momento del día:
1. La pausa de 10 segundos
- Frenar y sentir:
- cómo está tu respiración,
- dónde aparece la tensión,
- si necesitás soltar los hombros.
- Son solo diez segundos, pero ayudan a bajar el nivel de alerta del sistema completo.
2. El check-in de energía
- Antes de decidir si entrenar, comer o descansar, preguntate:
- ¿Qué me suma energía y qué me la quita ahora?
- Responder con honestidad evita la sobreexigencia y también la inercia.
3. La mirada amable al espejo
- No es recitar frases positivas.
- Es registrar al cuerpo como compañero.
- Una frase posible:
- “Gracias por sostenerme hoy”.
Cuando empezás a escuchar, algo se ordena
El body listening no es una moda ni un método complejo: es volver a leer señales que siempre estuvieron ahí. Los resultados suelen ser simples y concretos: más claridad, menos ansiedad, mejor descanso, menos culpa y una relación más suave con una misma. No porque el cuerpo cambie, sino porque cambia la forma de mirarlo. Ritzer lo resume así: “Escucharte no te promete perfección; te promete conexión”.
Cuando una mujer se escucha, incluso en los días difíciles, algo se vuelve más propio, más verdadero y más libre. Tal vez no se trata de dejar de controlarnos, sino de aprender a mirarnos de una manera que nos devuelva a nosotras mismas.
Experta consultada:Andrea Ritzer, autora de Tu Cuerpo Habla, influencer y speaker de bienestar femenino, menopausia activa y consciente. Ig: @andrearitzer
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