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Del body checking al body listening: la práctica simple que reduce la ansiedad y mejora tu relación con el cuerpo

La mentora de bienestar femenino Andrea Ritzer explica cómo pasar del control a la conexión con tres microprácticas que podés incorporar hoy para mejorar tu energía y tu relación con el cuerpo.


Andrea Ritzer explica cómo pasar del control a la conexión con tres microprácticas que podés incorporar hoy para mejorar tu energía y tu relación con el cuerpo.

Andrea Ritzer explica cómo pasar del control a la conexión con tres microprácticas que podés incorporar hoy para mejorar tu energía y tu relación con el cuerpo. - Créditos: Gentileza



Todas, en mayor o menor medida, sabemos lo que es mirarnos “de reojo”: ajustar la postura para una foto, chequear si una prenda queda igual que antes, pellizcarnos para “medir” si algo cambió.

A veces es un gesto sutil; otras, un pensamiento que aparece sin que lo llamemos. Ese mecanismo automático tiene nombre y, según explica Andrea Ritzer, mentora de bienestar femenino, es más común de lo que creemos: “El problema no es mirarnos, sino cómo esa mirada condiciona nuestra energía, nuestra seguridad y nuestra libertad cotidiana”, señala.

Ritzer propone una idea simple pero transformadora: dejar de controlarnos para empezar a escucharnos. Un pasaje del body checking al body listening que cambia por completo la forma en que habitamos el cuerpo.

De controlar a conectar: qué es el body checking

El body checking es la necesidad compulsiva de controlar la apariencia. Incluye comportamientos como:

  • pesarse constantemente,
     
  • mirarse en todos los espejos,
     
  • revisar brazos, piernas o celulitis,
     
  • comparar fotos o medidas,
     
  • buscar validación externa.

Según Ritzer, esta vigilancia continua no es inocente: “Parece algo chiquito, pero alimenta ansiedad, desconexión y una sensación permanente de insuficiencia”. Es una forma de control que termina controlándonos.

El giro que cambia todo: qué es el body listening

Andrea Ritzer explica cómo pasar del control a la conexión con tres microprácticas que podés incorporar hoy para mejorar tu energía y tu relación con el cuerpo.

Andrea Ritzer explica cómo pasar del control a la conexión con tres microprácticas que podés incorporar hoy para mejorar tu energía y tu relación con el cuerpo. - Créditos: Gentileza

El body listening, en cambio, es escuchar las señales del cuerpo como información para vivir mejor, no para juzgarnos. Es preguntarnos:

  • ¿Cómo está mi energía hoy?
     
  • ¿Necesito fuerza, descanso o movimiento suave?
     
  • ¿Qué me dice mi respiración?
     
  • ¿Qué tensión aparece cuando estoy estresada?
     
  • ¿Qué sensaciones me traen claridad o deseo?

“El objetivo no es estar siempre bien, sino entendernos para acompañarnos mejor”, explica Ritzer. El cambio es profundo: pasamos de controlar al cuerpo a habitar el cuerpo.

Tres señales de que estás en automático (y no escuchando)

1. Te mirás pero no te registrás

Prestás atención a cada detalle externo, pero ignorás señales internas como cansancio, hambre real o tensión en el cuello.

2. Te hablás desde la exigencia

Aparecen frases como “ponete las pilas” o “te ves hinchada”. Para Ritzer, “ese rum rum interno es más duro que cualquier comentario externo”.

3. Tomás decisiones desde la culpa

Comés, entrenás o descansás por obligación y no desde una necesidad real.

Estas señales no juzgan; simplemente avisan. Indican que el cuerpo pide ser escuchado.

Tres microprácticas de body listening para probar hoy

Según Ritzer, no requieren tiempo, sino presencia. Son herramientas simples, concretas y usables en cualquier momento del día:

1. La pausa de 10 segundos

  • Frenar y sentir:
  • cómo está tu respiración,
  • dónde aparece la tensión,
  • si necesitás soltar los hombros.
  • Son solo diez segundos, pero ayudan a bajar el nivel de alerta del sistema completo.

2. El check-in de energía

  • Antes de decidir si entrenar, comer o descansar, preguntate:
  • ¿Qué me suma energía y qué me la quita ahora?
  • Responder con honestidad evita la sobreexigencia y también la inercia.

3. La mirada amable al espejo

  • No es recitar frases positivas.
  • Es registrar al cuerpo como compañero.
  • Una frase posible:
  • “Gracias por sostenerme hoy”.

Cuando empezás a escuchar, algo se ordena

El body listening no es una moda ni un método complejo: es volver a leer señales que siempre estuvieron ahí. Los resultados suelen ser simples y concretos: más claridad, menos ansiedad, mejor descanso, menos culpa y una relación más suave con una misma. No porque el cuerpo cambie, sino porque cambia la forma de mirarlo. Ritzer lo resume así: “Escucharte no te promete perfección; te promete conexión”.

Cuando una mujer se escucha, incluso en los días difíciles, algo se vuelve más propio, más verdadero y más libre. Tal vez no se trata de dejar de controlarnos, sino de aprender a mirarnos de una manera que nos devuelva a nosotras mismas.

Experta consultada:Andrea Ritzer, autora de Tu Cuerpo Habla, influencer y speaker de bienestar femenino, menopausia activa y consciente. Ig: @andrearitzer

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