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Deseo sexual en mujeres: por qué baja y cómo volver a sentir ganas

El deseo sexual femenino puede verse afectado por el estrés, la rutina, el cansancio o factores hormonales. Una reflexión para entender cómo funciona el deseo, por qué se apaga y cómo recuperarlo con acompañamiento profesional y suplementos naturales.


Deseo sexual en mujeres: por qué baja y cómo volver a sentir ganas

Deseo sexual en mujeres: por qué baja y cómo volver a sentir ganas - Créditos: Getty



En mi consultorio de sexología –y en mis en redes sociales- escucho frases como estas que se repiten: "No tengo ganas, pero tampoco quiero fingir”, “ya no siento lo mismo que antes, y me frustra”, “estamos bien en todo menos en eso". 

Tenemos miedo de aceptarlo, porque el bajo deseo, especialmente entre mujeres, suele ser motivo de malestar, incomodidad o incluso culpa. ¿Qué me pasa?, ¿por qué ya no tengo ganas? ¿será la rutina, las hormonas, el estrés? ¿será que no me gusta más?, ¿es amor o costumbre? Las respuestas posibles son muchas y a veces aparecen todas al mismo tiempo. Pero en medio de este torbellino emocional hay una pregunta que rara vez nos hacemos: ¿Me permito desear lo que realmente deseo? ¿soy libre en mi deseo o me siento inhibida, coaccionada? Y por encima de todo esto: ¿qué necesito para desear? 

Sí, así como lo leés. Parece un poco obvio, así como el hambre y el sueño tienen relación con la biología, el deseo sexual también está atravesado por cómo y con qué nos alimentamos, cómo descansamos, cuando nos estresamos y, puntualmente, qué tipo de nutrientes estamos (o no estamos) absorbiendo. Para este último punto existe una gran aliada: la suplementación natural.

 

La ciencia lleva décadas investigando los efectos de determinadas plantas, raíces y aminoácidos sobre la función sexual. Y aunque no existe una pastilla mágica para el deseo hay sustancias naturales, con estudios que las respaldan, que funcionan muy bien.

Una de las más conocidas es el Tribulus terrestris, una planta usada históricamente en la medicina ayurvédica. Algunos estudios recientes han demostrado que podría ayudar a mejorar el deseo sexual, la excitación y la lubricación en las mujeres. Un metaanálisis publicado en The Journal of Sex & Marital Therapy mostró mejoras significativas en la respuesta sexual en las mujeres tras el uso de este suplemento en dosis controladas.

También está la archifamosa maca andina, una raíz de orígen peruano que se ganó su fama como “el viagra natural”. Algunas investigaciones demuestran que puede aumentar el deseo, especialmente en personas con deseo hipoactivo o en quienes toman antidepresivos, y mejor eficacia en mujeres en menopausia o perimenopausia. No es estimulante ni hormonal: es un modulador general del sistema, y suele ofrecer resultados graduales.

El ginseng rojo coreano (Panax ginseng), por su parte, aparece en estudios como un potente adaptógeno, capaz de mejorar la energía, la vitalidad y también el deseo sexual, tanto en mujeres como en varones. Un estudio de 2021 publicado en Sexual Medicine Reviews destaca que el ginseng puede aumentar la satisfacción sexual femenina en mujeres pre-menopáusicas.

 

¿Y si el problema no es el deseo sino el cuerpo? Para esos casos también hay suplementos como la L-arginina, un aminoácido que mejora la circulación sanguínea y que, en combinación con otros nutrientes (como ginkgo biloba y vitaminas) puede mejorar la excitación genital y la respuesta orgásmica.

Hay que recordar que los suplementos para el deseo sexual no son una solución mágica. Entre las consultas más frecuentes que recibo aparece el conflicto que genera la desconexión entre lo que quiero y lo que hago: muchas veces es el cuerpo el que no acompaña al deseo. También hay suplementos que pueden colaborar para mejorar la lubricación, por ejemplo, pero no hay que caer en la trampa de creer que “generan” deseo espontáneo. La sexualidad aborda aspectos que exceden específicamente al aspecto biológico (no reemplazan una charla pendiente ni brindan seguridad emocional). Son aliados, no protagonistas.

Recuerdo a M., una paciente de 41 años, que llegó a mi consulta diciendo “me apagaron”. Después de años de posponer su deseo, de priorizar el trabajo, la casa, los demás, sentía que se había quedado vacía de ganas. Empezamos a trabajar el aspecto emocional acompañado por ejercicios de sexología que la conecten con su verdadero deseo. En paralelo, acompañamos el proceso con maca, L-arginina y un cambio en la alimentación: un cambio de hábitos. A los pocos meses no solo recuperó su deseo, sino que empezó a explorarse con más libertad que nunca. El deseo no es solo psicológico, no es solo hormonal, no es solo emocional. Es todo junto. Complejo, como nosotras.

 

Si te estás preguntando si vale la pena probar, mi respuesta es: sí, pero con guía. La suplementación natural puede ser una gran aliada siempre que sepamos qué estamos tomando, en qué dosis y con qué respaldo. No todo lo que dice ser “natural” es seguro o efectivo y, muchas veces, comprar productos sueltos o sin trazabilidad —como una maca molida en una bolsita sin etiqueta clara— puede responder a un “acto de fe”, pero no a un tratamiento real. Lo ideal es elegir productos bioestandarizados, elaborados en laboratorios controlados, con venta en farmacias o puntos confiables, y contar con el acompañamiento de un profesional de la salud que nos oriente en todo el proceso.

Otro punto clave a recordar: cuando el deseo se apaga no siempre se trata de falta de ganas. A veces es cansancio, desajuste hormonal, estrés, rutina, culpa, desconexión, o todo eso junto. Y en ese torbellino es muy fácil perderse y pensar que el problema está en vos, que es tu culpa. Pero no estás sola. ¡No es tu culpa! Si sentís que el deseo no aparece, que las ganas no vuelven, que tu cuerpo ya no responde como antes, tal vez sea momento de pedir una consulta con sexología. A veces una charla puede abrir una puerta que creías cerrada, y no necesariamente para “volver a ser la de antes”, sino para descubrir nuevas formas de estar en vos, de habitar tu deseo, y de descubrir eso que hoy te enciende. Porque el deseo no se fuerza: se cultiva. Y no hay nada más poderoso que empezar a regarlo con cuidado.

¿Te sentís identificada con algo de esto? 

Por Lic. Mariana Kersz – Psicóloga y Sexóloga Clínica, gentileza para OHLALÁ! IG: @lic.marianakersz

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