Newsletter
Newsletter

Las 6 clases de relaciones sexuales que existen (y qué efecto produce cada una)

A la hora del placer, existen varios estilos. Te dejamos un menú variado para que arranques la temporada invernal... bien hot. 


Las 6 clases de relaciones sexuales que existen (y qué efecto produce cada una)

Las 6 clases de relaciones sexuales que existen (y qué efecto produce cada una) - Créditos: Getty



Hay días de besos torpes y otros de escenas dignas de una película indie. A veces hay guion, a veces puro freestyle. Sea como sea, el sexo tiene más versiones que un remix de verano. Y cada una tiene su magia (o su riesgo de terminar riéndote a carcajadas después).

Acá te dejamos un breve repaso por esos estilos que te hacen agradecer estar viva... y hot.

6 formas de tener sexo

1. El rapidito 

El rapidito

El rapidito - Créditos: Celeste Galickas

No hay preámbulos, no hay velas, no hay música de fondo: solo un “¡acá y ahora!”. El rapidito es ese sexo exprés que te agarra entre el desayuno y la ducha, o en un recreo improvisado entre actividades del día. Dura poco, pero lo compensa en intensidad. 

Por qué nos enciende: porque cuando el deseo estalla, no importa el tiempo ni el maquillaje corrido, solo importa el contacto. La urgencia es un afrodisíaco en sí mismo. 

Clave para innovar: usar la velocidad como aliada. Juegos rápidos, caricias estratégicas, cero inhibiciones. Es como un shot de espresso para el cuerpo y, por qué no, para el ego. 

2. El "¡Ohh, sorpresa!

El "¡Ohh, sorpresa!

El "¡Ohh, sorpresa! - Créditos: Celeste Galickas

Ese sexo que aparece de golpe, cuando no estaba ni remotamente planificado. Puede ser en un ascensor, en el baño de un bar o en la cocina mientras hacés una tostada. Todo se vuelve urgente, improvisado y un poquito arriesgado, más si es en un espacio de fácil acceso para otras personas. El aura del momento nos lleva a no pensar más que en el disfrute de lo que está pasando. 

Por qué nos enciende: porque suma la emoción de la clandestinidad. Hay algo en la posibilidad (aunque mínima) de ser descubiertos que dispara la adrenalina como un reality show sin cámaras. 

Clave para innovar: proponer desafíos o códigos secretos: hoy, una caricia en alguna zona íntima sin que nadie lo vea; mañana, una palabra como código sexual para activar el vínculo. La aventura empieza en los detalles. 

3. El mañanero 

El mañanero

El mañanero - Créditos: Celeste Galickas

Te despertás, pensás en todo lo que tenés que encarar en el día, un poco zombi, y ahí está: esa mano que busca, esa boca somnolienta, ese abrazo que no pide permiso. El sexo mañanero es perezoso, sí, pero también genuino y tierno, casi una declaración de amor en su forma más primitiva y desprolija. 

Por qué nos enciende: porque conecta con un placer más instintivo, menos autoconsciente. Entre bostezos y abrazos, lo que manda es el cuerpo. 

Clave para innovar: aprovechar la falta de apuro para redescubrir gestos y tiempos. Un buen mañanero no necesita performance: necesita entrega, humor... y después, ¡un café! 

4. El de reconciliación 

El de reconciliación

El de reconciliación - Créditos: Celeste Galickas

Primero fueron las palabras cruzadas, las puertas que se cerraron fuerte, los “no te soporto más”. Pero después viene la mirada cómplice, la disculpa susurrada. Una mano que nos agarra para encontrarnos en el perdón y así reconectarnos con nuestra persona especial. Un beso que sella la calma, también enciende una llama pasional y catártica: el sexo de reconciliación crudo, dramático, teatral y liberador.  

Por qué nos enciende: porque la carga emocional previa genera un voltaje altísimo. Es como saltar directo al clímax de una novela de época. 

Clave para innovar: no buscar la perfección. Dejar que la pasión guíe: mordidas sugerentes, suspiros de alivio. Es la versión física del “te extraño, pero cómo me hacés enojar, eh”. 

5. El sexo vainilla

El sexo vainilla

El sexo vainilla - Créditos: Celeste Galickas

OK, puede que no sea la montaña rusa de emociones, pero hay algo reconfortante en el sexo vainilla: seguro, conocido, placentero. Es como esa serie que no te cansás de ver o ese postre que nunca falla: el sexo vainilla sostiene, acompaña y, cuando se lo mira bien, atenti que también puede sorprender. 

Por qué nos enciende: porque apela al placer sin necesidad de artilugios. Lo sencillo, bien hecho, puede ser profundamente erótico. 

Clave para innovar: pequeñas alteraciones: una luz diferente, un juego de palabras nuevas, un cambio de orden. No se trata de cambiar el gusto... sino de saborearlo distinto. 

6. El “All by myself” 

La autosatisfacción no es el plan B. Es el plan A, B y C, si querés. Es un momento íntimo en el que la única expectativa es el placer propio. Un encuentro con vos misma, sin juicios ni apuros, que además mejora todo lo que venga después. 
Por qué nos enciende: es un momento con una misma, de juego, disfrute e investigación. Nadie sabe mejor que vos dónde, cómo y cuándo. Y porque darte placer también es darte autoestima. 

Clave para innovar: probar distintos escenarios: de la cama a la ducha, del sillón al espejo. Y sí, sumar un nuevo sex toy puede ser la mejor inversión emocional del mes (y si aún no tenés, quizás empezar por uno pueda ser tu viaje de ida). 

“No hay una sola forma de desear”, por Luz Miguelez

No hay un solo tipo de sexo, así como no hay una sola forma de desear. A veces, el deseo aparece de manera espontánea, como en el famoso mañanero o el rapidito que surge sin buscarlo. Otras veces, el deseo se despierta cuando empezamos, cuando nos damos el tiempo y el espacio para conectarnos: eso se llama deseo reactivo, y es igual de válido.

El sexo no siempre nos encuentra de la misma manera, porque somos personas distintas en distintos momentos: influyen las rutinas, el estrés, el vínculo, y la autoestima, entre otras cosas. Y por eso también está bien programar el sexo. Lejos de apagar la pasión, organizarlo puede ser lo que lo vuelve posible y placentero.

Además, hay muchos tipos de encuentros sexuales: el sexo vainilla, el improvisado, el de reconciliación, el lento y conectado, el torpe, el que te hace reír, el que sorprende... y la masturbación, que también es sexo y vale por sí sola. Hablar de estas posibilidades es parte de una educación sexual que nos libera: no hay una única forma correcta de tener sexo, lo importante no es cómo se ve, sino cómo se siente. El buen sexo no es el que se parece al porno ni a una escena de película, sino el que se adapta a tus tiempos, tus deseos y tus vínculos. 

Psicóloga con diplomatura en sexología. @luz.psicosex. 

¡Compartilo!

SEGUIR LEYENDO

Cómo cambia el erotismo en la menopausia y qué podés hacer para disfrutarla

Cómo cambia el erotismo en la menopausia y qué podés hacer para disfrutarla


por Mariana Kersz

Tapa de OHLALÁ! julio de Nico Ochiatto

 RSS

NOSOTROS

DESCUBRÍ

Términos y Condiciones


¿Cómo anunciar?


Preguntas frecuentes

Copyright 2025 SA LA NACION


Todos los derechos reservados.

QR de AFIP