
Sex wishes 2026: la carta hot para Papá Noel que te invita a desear mejor y activar tu bienestar erótico
Una guía sensorial para cerrar el año conectada con tu deseo: claves para cultivar el bienestar erótico, vivir el placer como energía vital y animarte a pedir —y darte— lo que necesitás.
13 de diciembre de 2025

Sex wishes 2026: la carta hot para Papá Noel que te invita a desear mejor y activar tu bienestar erótico - Créditos: Getty
Saber desear es mágico. Cuando sabés desear, no gastás deseos en vano. La Organización Mundial de la Salud define el bienestar erótico como un buen estado de salud física, emocional, mental y social en relación con la sexualidad. Es poder tener experiencias placenteras y seguras, libres de coerción, discriminación o violencia. Es saber cuidarte y cuidar también a tu entorno. Es sentirte cómoda con tus límites y tus necesidades para vivir tu deseo sin miedo y crear vínculos basados en la confianza y el respeto.
Ahora que comienza la época de balances y objetivos, decidimos hacerle una carta de sex wishes a Papá Noel. Le pedimos bienestar erótico y le dimos algunas claves concretas para que sepa qué traernos. Es que la consigna es difícil. No se trata de un objeto ni una persona, sino una forma de estar en el mundo. Es estar conectada con tus deseos, con tus ciclos, con tu cuerpo, con el pulso vital que te recuerda que estás viva ¡y que querés seguir estándolo! En épocas adversas, cuidá tus ganas de vivir sabiendo en dónde enfocar tu deseo.
Querido Papá Noel, para 2026...

Sex wishes 2026: la carta hot para Papá Noel que te invita a desear mejor y activar tu bienestar erótico - Créditos: Getty
Traeme una vida que me caliente
Traeme una vida que me despierte las ganas de vivir, de crear, de sentir. Que mi día a día me excite tanto como un beso inesperado, un flirteo escandaloso, una atracción correspondida. Quiero una vida que me haga sentir. Que me haga vibrar al pensar en lo que viene, aunque no tenga nombre ni garantía. Deseo que cada jornada tenga su chispa, su misterio, su pequeño riesgo. Que haya algo, si no hay alguien, que me haga sonreír sin razón, que me deje el corazón latiendo más rápido. Que no me anestesie la rutina, ni me apague la prisa, ni me mate la corrección. Deseo una vida que me invite a jugar, que me desafíe, que me dé ganas de arreglarme, de bailar, de escribir, de volver a empezar. Una vida que me abrace y me provoque al mismo tiempo. Una vida donde el deseo no sea un lujo ni un paréntesis, sino el pulso mismo que me recuerda que estoy viva.
Traeme energía de sobra para el placer
Deseo aprender a garantizarme descanso, ese que no es pereza sino astucia para vivir mejor. Quiero disfrutar comidas deliciosas con amigos, risas largas y tiempo improductivo sin culpa, porque, sin el resto, no hay goce. Deseo tener energía para elegir el perfume de mis sábanas y dormir en ellas todo lo que quiera. Que me rinda mucho el sueño. Quiero llegar a la cama con margen de tener al menos una fantasía que me haga suspirar. No quiero scrollear con mi mente como scrolleo con el teléfono, saltando de una cosa a otra sin sentir nada. Prefiero usar los dedos para otra cosa: para tocar, cocinar, escribir, acariciar, crear. Deseo que mi energía se renueve en placer, no en exigencia. Que el descanso sea también una forma de deseo, un acto de rebeldía frente a la cultura del cansancio. Quiero que mi cuerpo sea mi fuente, no mi deuda. Quiero que la vida se me mezcle con un sueño de esos en los que no te querés despertar.
Traeme deseos que no quiera domar
Dame la libertad interior de ir tras impulsos absurdos, como llegar en bici hasta el final del arcoíris, o caprichosos, como encontrar el color de la tormenta en un esmalte de uñas. Quiero deseos ineficientes, tomar el camino más largo para ir a un lugar que está a una cuadra, pero llegar repleta de historias, flores y anécdotas. Quiero deseos profundamente míos, que no necesiten aprobación ni estrategia. No quiero juzgar si lo que quiero está bien, tiene sentido o corresponde. Quiero que la vida se me mezcle con el sueño, que no haya fronteras entre lo posible y lo imaginado. Que mis delirios sean brújula.
Traeme objetos random que me enamoren
Lo que quieras. Quiero excitarme con todo: con un viaje acá nomás, con un plato que jamás probé, un proyecto, una canción, un color. Quiero un sex toy que se sienta amable, cómplice; desarrollar con él una amistad. Quiero enamorarme de un jabón, de una espuma, del olor de una crema. Que una planta me produzca la misma intriga que ese vecino que se pasea desnudo frente a mi ventana. Quiero que las ganas no sean algo que aparece, sino un estado: que se enciendan con la textura de una prenda o el sonido del agua corriendo. Que mi cuerpo responda al mundo como si todo fuera una insinuación. Deseo ser feliz por la sola existencia de las cosas que me encantan, aunque nunca lleguen a ser mías. Que el placer no dependa de poseer, sino de percibir. Quiero vivir excitada por la vida cotidiana, como si el aire, el perfume de las flores y las nubes pudieran, de algún modo, tocarme.
Traeme mil caras
Quisiera sorprenderme de mí misma. Explorar todas mis dimensiones sin limitarme a un solo rol ni a una sola versión de mí. Quiero ser sexy y feroz, vulnerable y humana. Quiero ser porno cuando mi deseo me arrase y delicada cuando la ternura me salve. Quiero ser audaz y también miedosa, y no temerle nunca al temblor previo al salto. No quiero que nadie me reduzca a una sola etiqueta, ni siquiera yo misma. Quiero sentir que dentro de mí conviven todas las que fui y todas las que aún no descubrí. Que mi identidad sea un caleidoscopio, no una jaula. Deseo darme el permiso interno para cambiar de piel, de pelo, de tono, de ritmo, de deseo. Para ser fuego y agua, silencio y ruido, profundidad y juego. No quiero vivir fragmentada, quiero estar entera.
Traeme fuego interior
Para defender mis deseos en las cuatro paredes de mi casa y entre las capas de mi piel. Quiero cuidar mis fantasías como mi cuerpo se defiende de lo que lo ataca: con un sistema inmunológico de placer que no duda para nada frente al enemigo. Quiero que mi mente aprenda a reconocer la amenaza del deber, la culpa, la vergüenza, y reaccione creando anticuerpos con deseo. Que nadie mate mis ganas, ni las expectativas ajenas ni mis propias exigencias. Deseo poder decir “esto me gusta” sin justificarlo, y “esto no” sin sentirme ingrata. Quiero blindar mi eros del cinismo, proteger la llama de mi imaginación de la indiferencia helada que me rodea. Quiero vivir con las defensas altas de placer, con la certeza de que todo lo que me enciende merece seguir existiendo.
Traeme astucia para encontrar placer incluso en la tristeza
Si las cosas no salen como quiero, que no se me cierre el estómago frente a los manjares que me hacen agua la boca. Que mi piel no se endurezca hasta volverse armadura, que siga habiendo poros permeables entre el mundo y mi alma. Que mis ojos no se cubran de velos grises y sigan viendo los colores, incluso en la oscuridad. Que el olor a jazmines nunca me pase inadvertido, que el agua siga deslizándose satinada sobre mi cuerpo y que el aire de un suspiro me llegue profundo hasta los pies. Si mi corazón se rompe, que entre luz por las grietas. Que entre el olor del café con mis amigas, la risa de mi mamá, el canto insistente de las chicharras en verano. Que entre solo lo que cure, lo que ablande, lo que acaricie. Que el placer sea mi forma secreta de sanar, y el deseo, el mapa para salir. Que incluso en la tristeza quiera seguir viviendo.
Traeme mundo exterior
Sacame del sillón, del resguardo de lo que ya sé, y dejame que me encuentre lo nuevo, lo imprevisible, lo que vibra. Quiero que la curiosidad me vuelva temeraria, que la intuición me empuje a probar, a hablar, a mirar de frente. Quiero cruzarme con personas, ideas, lugares y sensaciones que me desacomoden, que me despierten. No quiero vivir editada, quiero vivir en carne viva. Que la vida me roce, me toque, me salpique. Que algunos encuentros sean una chispa. Deseo perder el miedo al ridículo, a la exposición, a no estar lista ni linda. Que mi cuerpo circule, que mi energía se mueva, que mi deseo me lleve a donde aún no sé. Exponerme es confiar en que el mundo puede devolverme belleza, y que, si eso no pasa, sobreviviré.
Traeme desmesura
Reír fuerte, comer con las manos, quedarme en la playa hasta el último rayo de sol. Que lo excesivo sean mis ganas, no mi contención ni mi análisis. Que la pasión no me asuste, que el placer no me avergüence. Que mi entusiasmo no sea algo a corregir, sino a celebrar. Deseo amar sin cálculo, llorar sin pudor, bailar sin destino. Vivir con los sentidos encendidos, aun cuando eso me vuelva un poco salvaje. Quiero que mi vida tenga el pulso de una fiesta, de esas que te olvidás de sacar fotos, pero te quedan publicadas en el cuerpo... Que mis excesos sean mis oraciones: comer lo que amo, quedarme donde vibro, besar sin miedo. Que mi exceso sea, simplemente, haberme permitido sentirlo todo.
Traeme un refugio sensorial
Detalles que hagan de donde vivo un espacio donde pueda sacarme la armadura y volver a sentirme piel. Donde el aire huela a descanso y el tiempo se estire lo justo para respirar. Quiero vínculos en los que no tenga que actuar, donde el cuerpo sepa que está a salvo. Deseo rutinas que me abracen: una taza caliente, una cama blanda, una ducha lenta, una mirada que no juzgue. Quiero rodearme de texturas que me recuerden que la ternura también es erotismo. Un refugio donde pueda volver a mí sin miedo, sin prisa. Donde el placer sea cotidiano y el silencio, reparador. Deseo construir ese espacio, físico y emocional, que me permita descansar sin apagarme, amar sin defensa y vivir sin apuro. Mi refugio sensual, un lugar donde el alma y el cuerpo vuelvan a unirse para sentir con claridad donde estoy parada.
5 ideas para activar tu bienestar erótico

Los deseos para activar el deseo en 2026 - Créditos: Ariel Escalante
- Literatura sensitiva. Estamos en una época de pensar demasiado. No leas para analizar por qué tu vida sexual es un bajón: leé para conectarte con el mundo desde otro lugar. Probá clásicos sensoriales como La Venus de las pieles, de Leopold von Sacher-Masoch, o El perfume, de Patrick Süskind.
- Porno ético. Imaginate un Netflix que va más allá y te permite explorar sabiendo que todo lo que ves está hecho con consentimiento, goce y arte. Explorá la plataforma porno de la directora sueca pionera del porno de autor, Erika Lust: vas a encontrar desde lecciones sexuales explícitas hasta cortos megaarty estilo Bafici que te van a deslumbrar. Hay suscripciones desde 7 euros. erikalust.com.
- Hablá de sexo. No te sientas sola con tus rarezas. Sacate las dudas de si algo anda mal. Andá a hablar a calzón quitado con sexólogas que podrían ser tus amigas. Pedí cita en consexuar.net.
- Descubrí tus colores. Explorá tu belleza de una forma artística. Si querés cambiar tu look, hacete una colorimetría (ChatGPT lo hace) y descubrí qué tonos te potencian. Proba una nueva forma de ver tus ojos, tu pelo y tu piel cambiando tu contexto de color.
- Recuperá aromas emocionales. Si tu abuela quemaba romero, laurel o cáscaras de naranja en la hornalla y ese olor te hace suspirar, volvé a conectarte con esos perfumes. Repasá en tu memoria las cosas que te dan placer y tienen historia y, sin gastar un pesito, vas a recuperar algo que te da placer. Es sobre creatividad, no sobre consumo.
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