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Si extrañamos a nuestro ex, ¿es porque aún lo amamos?

La coach ontológica y terapeuta emocional Celina Cocimano reflexiona sobre el extrañar. Si extrañamos a nuestro ex, ¿es porque aún lo amamos?, se pregunta. Claves para considerar qué nos está pasando.


Si extrañás a tu expareja: ¿es porque la seguis amando?

Si extrañás a tu expareja: ¿es porque la seguis amando? - Créditos: Getty



En nuestras vidas es común experimentar nostalgia y añoranza por personas, lugares o situaciones del pasado. A menudo, asociamos estos sentimientos de extrañar con el amor que sentimos por aquello que dejamos atrás. Sin embargo, no todo lo que extrañamos se ama.

Existen diversos factores emocionales y cognitivos que influyen en nuestros sentimientos de añoranza. Esto porque es importante entender que los seres humanos tenemos una tendencia natural a recordar los momentos positivos y a idealizar el pasado. Esto significa que, cuando extrañamos algo o alguien, es posible que nuestra mente seleccione solo los aspectos más destacados y agradables de esa experiencia, dejando de lado las dificultades o aspectos negativos. En este sentido, la nostalgia puede estar vinculada más a la sensación de confort y familiaridad que nos brinda el pasado, en lugar de un verdadero sentimiento de amor.

Extrañamos la seguridad emocional

 

Uno de los factores clave para comprender qué es lo que realmente extrañamos es la sensación de seguridad emocional. Por ejemplo, podemos extrañar una relación pasada, no porque amemos a la persona en sí misma, sino porque nos sentíamos seguros y cómodos en esa relación.

El vínculo afectivo y la rutina establecida pueden generar una sensación de estabilidad y pertenencia que echamos de menos cuando ya no está presente.

Otro factor a considerar es el miedo al cambio y a lo desconocido. A veces, podemos extrañar una etapa anterior de nuestras vidas o un lugar específico porque representa una época en la que nos sentíamos seguros y conocíamos las reglas del juego. El temor a enfrentar nuevos desafíos y adaptarnos a nuevas circunstancias puede hacer que idealicemos el pasado y extrañemos la sensación de control que teníamos en ese momento.

 

Es importante mencionar que también existe la posibilidad de que extrañemos algo o alguien debido a la falta de cierre emocional: si una relación terminó abruptamente o no tuvimos la oportunidad de despedirnos adecuadamente de un lugar, es probable que experimentemos sentimientos de añoranza. La necesidad de cerrar ciclos y resolver conflictos emocionales pendientes puede generar un vacío que asociamos con el amor o la falta del mismo.

A pesar de todos estos factores, es fundamental comprender que nuestros sentimientos de extrañar no siempre están relacionados con el amor verdadero. Pueden ser una manifestación de nuestras necesidades emocionales no satisfechas, el miedo al cambio o la falta de cierre. Es importante reflexionar sobre qué es lo que realmente extrañamos y explorar nuestras emociones para comprender mejor nuestras motivaciones.

 

La experiencia de extrañar es una parte intrínseca de la condición humana. A lo largo de nuestras vidas, es natural que sintamos nostalgia por lugares, personas, amistades u objetos que han dejado una huella emocional en nosotros. Pero, ¿qué es lo que genera ese vínculo que nos lleva a extrañar?

El ser humano es un ser social por naturaleza, y nuestras relaciones con los demás desempeñan un papel fundamental en nuestra vida emocional. Cuando establecemos conexiones significativas con personas, ya sea a través de la amistad, el amor o la familia, creamos lazos emocionales profundos. Estos vínculos se forman a través de experiencias compartidas, momentos de apoyo mutuo y conexiones íntimas.

Cuando extrañamos a alguien es porque hemos establecido un vínculo emocional con esa persona. Los recuerdos de los momentos felices y las experiencias compartidas se convierten en una parte integral de nuestra identidad y nos brindan un sentido de pertenencia. La ausencia de esa persona nos hace añorar la conexión y el afecto que experimentamos cuando estaban presentes en nuestras vidas.

Del mismo modo, los lugares también pueden generar un fuerte vínculo emocional. Un lugar puede convertirse en un refugio para nosotros, un espacio en el que nos sentimos seguros y cómodos. Cuando extrañamos un lugar, puede ser porque asociamos ese entorno con experiencias positivas o momentos significativos de nuestra vida. La familiaridad y la sensación de pertenencia que experimentamos en ese lugar nos llevan a añorarlo cuando ya no podemos estar allí.

 

Incluso los objetos pueden generar un vínculo emocional que nos lleva a extrañarlos. Los objetos pueden representar recuerdos o momentos especiales en nuestras vidas. Por ejemplo, un objeto heredado de un ser querido puede tener un valor sentimental significativo y su ausencia puede generar sentimientos de nostalgia.

 

El vínculo emocional que nos lleva a extrañar se basa en nuestras conexiones humanas y nuestras experiencias compartidas. Ya sea a través de relaciones personales, la conexión con un lugar especial o la posesión de objetos con valor sentimental, el ser humano experimenta nostalgia cuando esos vínculos se ven interrumpidos o ausentes en nuestras vidas. La capacidad de formar y mantener estos vínculos emocionales es una parte esencial de nuestra experiencia humana y contribuye a nuestro crecimiento personal y bienestar emocional.

Por Celina Cocimano, coach ontológica y terapeuta emocional. Gentileza para OHLALÁ! Ig: @celinacocimano

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