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Fin de año: cómo manejar la presión de los balances

Se viene fin de año con llega con compromisos a nivel social y con las presiones que nos imponemos a nivel personal. ¿Qué objetivos cumplimos, cuáles no, qué trazamos para el año que viene? Te acercamos estrategias para lidiar con este tiempo especial.


Cómo manejar la presión de los balances de fin de año.

Cómo manejar la presión de los balances de fin de año. - Créditos: Getty



El tiempo corre veloz hacia ese desenlace fatídico en el cual nuestro planeta completa una vuelta al Sol, en un punto arbitrario que señalamos en el universo. Se viene fin de año.

Y, con ello, una larga lista de compromisos prácticamente ineludibles. Armar el arbolito, cenas de fin de año, comprar regalos, planear vacaciones, pagar vacaciones, organizar a quién se saluda, qué día, qué se come, con qué se brinda, asegurarse que haya comida variada, que alguien lleve el pan dulce, que no falta el turrón.

Todo eso a nivel social, mientras que a nivel personal la lista no es más corta. Mirar para atrás y ver para qué sirvió el 2022, lamentarse por estar un año más viejo o celebrar que se es un año más grande, pensar qué no se hizo, qué se hizo y qué se podría haber hecho, planificar el año próximo y estar en paz con uno y el universo, o al menos no pasarla tan mal.

En toda esta vorágine, el balance de fin de año parece ineludible y no todo el mundo lo transita con alegría y regocijo. Más aún, muchos lo padecen. Por eso hablamos con la psicóloga Victoria Zabalo, graduada en la Universidad Barcelo y con un posgrado en psicoanálisis, que sugiere estrategias para afrontar esta cuenta regresiva con la mejor estabilidad mental y emocional posible. ¿Cómo manejar la presión de los balances de fin de año?

“En relación a los balances de fin de año, por lo general lo que sucede es que aumenta muchísimo el estrés, la ansiedad, se genera como esta fantasía de que todo lo que no pude hacer durante el año lo tengo que poder hacer en los últimos 10, 20 días”, explica Victoria. “Quizás a principio de año nos propusimos estudiar o socializar más o empezar una vida un poco más sana, que son las promesas típicas que se hacen todos los 31. Y al ver que no llegamos se genera esta fantasía de que el 31 se termina el mundo. Entonces, aparece esta ansiedad de: yo tendría que hacer tal cosa o lo otro, empiezan los reproches y obviamente un montón de pensamientos negativos y se pierden de vista los pequeños logros”.

Victoria explica cómo utilizar otro enfoque para estas situaciones de estrés. “Puede suceder que nos ponemos logros muy grandes, metas muy lejanas y perdemos de vista que vamos cumpliendo de a poquito otros logros”. Así la atención debería estar en lo positivo. “Tal vez no se puede lograr el objetivo macro, pero sí pequeños objetivos. Quizás llevarse un poquito mejor con tu hijo, pudiste ir a la fiestita del jardín cuando antes no podías hacerte el tiempo, sentarte y jugar media hora más con ellos. No perder de vista los pequeños momentos, los pequeños logros y poner eso también en la balanza para no agobiarse, no agotarse, no exigirse, no sentirse culpable”.

Y advierte también ante otra cuestión muy común. “Es muy habitual es que en diciembre se condensen todas las reuniones que no se hicieron en el año. Entonces, si bien son situaciones vinculadas al disfrute, generan cierto estrés, cierta ansiedad porque todos los días tenés un evento distinto: que la cena con los compañeros del trabajo, que la cena con los compañeros del gimnasio, que el acto de los nenes, que el acto del egresado. Y eso, que debería estar vinculado al disfrute, termina generando un malestar, una presión que deriva un agotamiento mental y físico”.

Ante estas situaciones de presión social todas sobre el fin de año sugiere: “Es importante entender que es una época más y que también está bien decir que no. Si estamos cansados, si no tenemos ganas de ir a la cena con los compañeros de yoga, o la que sea, está bien quedarse en casa y descansar y tomarse un tiempo para uno. Siempre es bueno poder preguntarse si uno quiere, si uno tiene ganas, si lo hace por uno o si lo hace para cumplir. No pasa nada, podés juntarte a cenar el 15 de enero. Y podés cumplir con darte tu espacio. En todo esto es muy importante no perder de vista el autocuidado”.

Mientras nuestro planeta viaja alrededor del Sol a 100.000 km/h (sí, cien mil por hora, no sobran ceros), rumbo a completar una vuelta más, puede ser el momento, quizás, no de plantearse objetivos trascendentales, pero sí de tratar de pasar bien el final de este viaje.

 

Experta consultada: Lic. Victoria Zabalo. Psicóloga.

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Cuatro notas para entrar en el mundo de las relaciones.

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