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Autocuidado: ¿por qué los rituales de selfcare no se negocian?

Un autocuidado real, simple y sincero, no necesita nada más que de tu disponibilidad para sentirte merecedora del esos rituales y mimos que vos misma podés darte. Y eso, amiga... ¡no se negocia!


selfcare-principal.png - Créditos: Getty



“Lo que es adentro, es afuera”. Si te resuena esta frase, te proponemos enlazarla con un concepto que trepa en las listas de popularidad de los últimos años: el autocuidado -también llamado selfcare-. Una palabra que se imprimió en nuestro imaginario, quizás con máscaras faciales y baños de espuma rodeados de velas, pero el autocuidado de esta nueva era nos interpela profundamente con una sola pregunta: ¿estás al día con lo que necesitás?

¿Y por qué le sumamos el "radical"? Porque eso hace que ese autocuidado se convierta en nuestra responsabilidad y logre desplegarse en todas sus facetas, cuidando nuestra mente, cuerpo y espíritu de una manera profunda y significativa. Un cuidado real, simple y sincero que no necesita nada más que de tu disponibilidad para sentirte merecedora - dejando la culpa de lado - de esos rituales y mimos que vos misma podés darte.

Venimos de épocas de cambios de paradigma transformadores, y el autocuidado también maduró; luego de haber sobrevivido a una pandemia que incrementó la angustia y el estrés, esos hábitos que eran “un capricho ocasional” evolucionaron hasta convertirse en un pilar esencial para nuestro bienestar.

3 claves de un autocuidado radical

  1. 1

    Tiene que ver con una nutrición interior sostenible: no es una solución rápida y eventual, sino una decisión -no siempre divertida ni instagrameable- a largo plazo en pos de tu bienestar.

  2. 2

    Es inclusivo: eso significa que debe estar al alcance de todos y no depende, para lograrlo, de un objeto de lujo que conseguís en una tienda o en las redes sociales.

  3. 3

    No siempre funciona de la misma manera para cada persona: aunque sí es una necesidad esencial para todos los seres humanos.

Yoga, meditación o gym: ¿cuál es ese ritual que no negociás por nada del mundo?

Yoga, meditación o gym: ¿cuál es ese ritual que no negociás por nada del mundo? - Créditos: Getty Images

La pregunta clave: "¿qué necesito hoy, ahora?"

El autocuidado radical te vuelve la protagonista en la evolución de tu propia sanación desde un enfoque integral y holístico, y viene de la mano con un cambio de mindset: primero cuidar de vos para luego poder cuidar de los demás a tu alrededor - con el mantra “llenar nuestros propios vasos para evitar servir a otro/s desde un lugar vacío” como bandera.-

Es tan sencillo como preguntarte cada día: "¿Qué necesito ahora? ¿Qué me hace bien hoy?" Y a la vez requiere que actives una verdadera compasión por vos misma, desarrollando tu compromiso y disciplina en volverte consciente de lo que juega a favor en tu bienestar para sostenerlo como un modo de vida.

Es un cuidado amoroso y presente en el sentido más profundo, un trabajo de autoconocimiento personal detallado de tus prioridades que implica tomar decisiones por tu paz interior y tu bienestar. El autocuidado radical es, en definitiva, la decisión activa de anteponer tu bienestar ante cualquier otra cosa. Es decir: "esto no lo negocio por nada del mundo".

Armá tu programa de bienestar radical

Esos momentos en los que nuestras agendas están llenas y tenemos la tentación de correr el autocuidado al final de la lista, es en realidad cuando debería ser lo primero de lo que debemos ocuparnos, porque para que puedas ayudar a orquestar la energía de los que te rodean, primero tenés que hacerte cargo de tu propia energía. No se trata que sumes tareas a tu lista de pendientes, sino en que todos los días puedas preguntarte qué necesitás para sentirte restaurada, nutrida y amada… por vos misma. Acá te damos algunas claves para que puedas ponerla en práctica:

¿Cómo armás tu rutina de selfcare?

¿Cómo armás tu rutina de selfcare? - Créditos: Getty Images

  • Aprendé a decir "no": estamos muy acostumbradas a los “hay que hacer”, pero el plan de autocuidado incluye el aprender a identificar las cosas que hay que dejar de hacer. Activá la compasión por vos misma y comprometete a satisfacer tus necesidades, sin por eso sentirte egoísta. ¿A qué cosas podrías decirle que "no" hoy? Todas tenemos cosas que ya sentimos que no nos suman más.

  • Aventurate al cambio: abandonar ese segundo trago del after office, ponerte el despertador más temprano para llegar caminando a tu trabajo, organizarte y cocinar casero para bajar la cantidad de procesados. Todos esos pequeños cambios de hábito requieren de una mentalidad convencida de que, a largo plazo, vas a notar la diferencia. Y es que se necesita disciplina para asumir la responsabilidad total de tu propio bienestar.

  • Cuidá tu espacio interior: Un momento de reflexión en la naturaleza, técnicas de relajación, una buena noche de sueño y la meditación son excelentes maneras de iniciar este proceso de autocuidado. Descansar significa detenerse en el momento. Dejá espacio para momentos de atención plena anclada en el momento presente.

  • Ponete en movimiento: para el autocuidado radical, el movimiento es clave para recargarte. Ya conocemos los beneficios físicos del movimiento, pero también te va a ayudar a aliviar el estrés, fortalecer tu concentración y mejorar tu calidad de sueño.

  • Conectate con estímulos que sumen: Dejá de consumir calorías vacías. Un estudio de la Universidad de Wisconsin-Madison que lleva 30 años estudiando el cerebro de las personas demostraron que, con la llegada de las nuevas tecnologías, nuestras respuestas al estrés aumentan en frecuencia e intensidad, y están remodelando nuestro cerebro. Nuestros cerebros y cuerpos están diseñados para responder a los estímulos del estrés unas pocas veces al día, no somos capaces de recibir información todo el tiempo.

  • Hacé pausas potentes: solo seis segundos de pausa son un poderoso recurso para llevar la atención al momento presente. Antes de una reunión, una charla importante, tomate el tiempo que requiere llevar atención a tu respiración. Podemos utilizar estas breves pausas para respirar conscientemente o simplemente observar nuestro entorno; siempre es un plus para restablecerte física y mentalmente.

  • Mantenete agradecida: Hay estudios clínicos que apoyan los beneficios de mantener una práctica diaria de gratitud a través de un diario. Centrarte en agradecer, apaga el sesgo de negatividad con el que venimos formateados de fábrica. Cambiá la perspectiva para ver lo positivo en tu vida y honrar todo lo que lograste hasta acá.

  • Hacé un checklist cotidiano de vos misma: prestá especial atención a tus pensamientos y emociones para poder entender, reflexionar y gestionar mejor lo que te está visitando. Ese chequeo sobre vos misma hace que vuelvas automáticamente al momento presente.

  • Conectá con tu inspiración: Buscando activamente libros de inspiración para ampliar tu conocimiento. Impregnate de sabiduría, para abogar por tu claridad y calma. Conectá con vos misma y con los demás: quedate cerca de amigos y mentores que estén ahí para darte su apoyo y contención. 

  • Comé más plantas: La nutrición es todo lo que permitimos dentro de nosotros -desde los pensamientos hasta la comida-. La clave de una alimentación consciente pasa por sumar s plantas: basá tu dieta en verduras y frutas de calidad, frutos secos, semillas y legumbres.

  • Reseteate: Programate para no hacer nada. Permitite bajar el ritmo sin culpa, ni justificaciones. Según estudios científicos, una siesta reparadora de 20 a 30 minutos por día, reducen la tensión y el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas.

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