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Día de las Infancias: cómo elegir el libro ideal para una infancia querida, según una editora 

En el Día de las Niñeces, Nadia Fink, editora y presidenta de la editorial cooperativa Chirimbote, comparte claves para elegir lecturas que acompañen, inspiren y amplíen el mundo de los más chicos, con historias inclusivas y significativas. 


Chirimbote, la editorial de las antiprincesas que desafía la mirada de Disney

Chirimbote, la editorial de las antiprincesas que desafía la mirada de Disney - Créditos: Prensa Chirimbote



Los aniversarios son las mejores épocas para los balances. Porque los números redondos nos muestran el camino recorrido y nos hacen detenernos para mirar hacia atrás, desandar los pasos, reflexionar un ratito, sacudirse el polvo y seguir caminando con todo ese horizonte que se abre por delante.  

Así, llegamos a un nuevo día de las niñeces o las infancias pensando en cuánto cambió en estos diez años la literatura infantil. Lo primero que se nos ocurre es que no tenemos todas las respuestas y siempre las opiniones salen de construcciones propias y de las cosas que hacemos y que, también, queremos transformar.  

Cuando Chirimbote salió a las pistas –o, mejor, a las vidrieras y mantas y puestos de diario y estanterías– estábamos en pleno contexto de aquel primer Ni una menos de junio de 2015, que nos decía: este mundo está mal y necesitamos una nueva forma de mirarlo y construirlo. Con todas nosotras siendo protagonistas.  

Entonces, cuando la perspectiva de géneros llega a todos los niveles, las infancias ocupan un lugar privilegiado. Y así se empezó a dar cuenta de que los estereotipos, las obligaciones de cómo deber ser, iban en contra de la idea de poder crecer con libertades, con opiniones propias, con mirada crítica y decisiones acordes. Por supuesto, todo a su tiempo y sin apurar etapas.  

Entonces todo era discusión, propuestas que ampliaran derechos, interpelación del lenguaje, ruptura de ciertos corsets que querían encerrar a las jóvenes y niñas en vestidos y castillos.  

 

En paralelo, las tecnologías avanzaron –y siguen avanzando– para poner en riesgo, todo el tiempo, la posibilidad de leer hojeando (y ojeando) y tomar la pausa para escuchar una buena historia.  

Sin embargo, las editoriales independientes, pequeñas, los colectivos armados por un puñado de amigas y amigos crecieron a pesar de las crisis sucesivas y el poco estímulo que se recibió por parte de sucesivos gobiernos. Muchas autoras y autores que escribían para personas adultas se inclinaron por la niñez. Porque ellas y ellos, que siempre estuvieron, ganaron un protagonismo inusual gracias al camino que abrió el feminismo. 

¿Qué pasó después? Que el poder que no sabe de libertades dijo: “¡Paren un poquito la mano!”. Y, por la fuerza y con la complicidad de empresas, tecnologías y poderes, intenta dar marcha atrás a los derechos conseguidos y a las posibilidades de crecer leyendo, de crecer pensando, de crecer comiendo y jugando.  

 

Este presente es bien distinto, pero todo lo sembrado resiste. Y se multiplica. Porque hay pajaritos que llevan por el aire palabras y semillas, que caen acá o allá, y renacen a través de una buena historia y de ilustraciones llenas de colores.  

¿Qué falta? Siempre el estímulo de parte de los estados, pero por eso la autogestión es una opción que abrazamos cada vez con más fuerza. Las pantallas siguen generando temor, pero el libro resiste, desde tiempos ancestrales, porque las niñeces quieren lo mismo que cualquier cachorro: amor, ternura, tiempo, palabras, cantos. Incluir personajes variados, historias diversas y no olvidar, jamás, que es la poesía y el juego lo que nos salvan de toda crueldad y realidad del mundo hostil.  

Crecer leyendo es el deseo que tenemos en estos diez años. Para las niñeces, sí, pero también para nosotras, nosotros, personas adultas que buscamos desesperadamente un refugio de palabras pobladas de magia.  

Cómo elegir el libro apropiado para una infancia querida   

Mi consejo antes de elegir un libro para alguna infancia querida es ¡leelo! No hay nada más feo que encontrarte con un contenido raro mientras se lo estás leyendo en voz alta. 

Pensá en el interés de esa niñez (no regales, como Homero, una bola de bowling porque a vos te gusta) y buscá algo relacionado. 

¡Qué sea lúdico! Sea que interpele, atrape, tenga humor... las palabras tienen que lograr un viaje que se disfrute. 

Por Nadia Fink. Editora, presidenta de la editorial cooperativa Chirimbote. Autora de antiprincesas y antiheroes. Gentileza para OHLALÁ!

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