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Era una ferretería y se transformó en una cantina italiana familiar en Villa Devoto

La tercera generación del histórico restaurante Pablos inaugura El Pastificio de Pablos, una nueva cantina italiana que combina tradición familiar, diseño con identidad barrial y pastas artesanales hechas en el momento.


Era una ferretería y se transformó en una cantina italiana familiar en Villa Devoto

Era una ferretería y se transformó en una cantina italiana familiar en Villa Devoto - Créditos: Prensa



Villa Devoto suma una propuesta gastronómica que ya empieza a convertirse en comentario obligado entre vecinos: El Pastificio de Pablos, el nuevo proyecto de Penélope Mariani, tercera generación de la familia creadora del clásico restaurante Pablos. El espacio rescata la herencia italiana que marcó la historia del barrio y la combina con una mirada contemporánea, fresca y artesanal.

“La carta está basada en recetas familiares y en memorias de la infancia de los dueños originales del tradicional Pablos”, cuenta Penélope. Nieta de Pablo Mariani y Josefina Spagnolo, creció entre ollas, aromas y rituales de cocina que hoy reinterpreta desde una sensibilidad actual. En la nueva cantina, muchos platos llevan los nombres de sus bisabuelos y retoman recetas transmitidas de generación en generación.

Pastas artesanales, pizzas, sándwiches italianos, postres y pastelería completan una propuesta que se elabora íntegramente en el local bajo la mirada de la chef Marcela Vázquez. “Con la misma esencia que Pablos, elaboramos todo artesanalmente”, resume Mariani.

Un pasado que se respeta: de ferretería histórica a cantina moderna

El Pastificio de Pablos tiene una historia íntimamente ligada a Devoto.

El Pastificio de Pablos tiene una historia íntimamente ligada a Devoto.  - Créditos: Prensa

El local que hoy ocupa El Pastificio de Pablos tiene una historia íntimamente ligada a Devoto. Durante más de 60 años fue la ferretería de Francisco y Ana, una referencia barrial que formó parte de la vida cotidiana de generaciones. Cuando la familia decidió retirarse, eligió a los Mariani para darle continuidad al espíritu del espacio.

Penélope explica que quisieron “conservar todo lo que se pudo: la fachada, las cadenas del techo, los pisos, el toldo y la cortina metálica, porque forman parte de la identidad del barrio”. La obra fue pequeña y respetuosa, pensada para mantener la memoria del lugar. Incluso las paredes se picaron para dejar a la vista capas de pintura y empapelados que cuentan historias anteriores: antes de ser ferretería, allí funcionó otro negocio familiar y, en el sótano, la peluquería de la madre de Francisco.

El Pastificio de Pablos tiene una historia íntimamente ligada a Devoto.

El Pastificio de Pablos tiene una historia íntimamente ligada a Devoto.  - Créditos: Prensa

Diseño con impronta devotense

cantina-_8.jpg - Créditos: Prensa

La estética del espacio es un manifiesto de amor al barrio. El amarillo domina el ambiente, acompañado por detalles en verde. “El diseño es un guiño a la historia del barrio. Soy de Devoto y respeto esa identidad, somos los primeros gastronómicos del polo”, explica Penélope.

El logo del local —una flor— replica la flor emblemática del logo oficial de Villa Devoto y aparece en cartas, packaging y objetos decorativos. La propuesta busca ser “linda pero no ostentosa, la impronta del devoto”, resume.

En la ambientación se mezclan acero y madera con guiños a los años 70, en referencia a los inicios de Pablos. La vajilla vintage del catering familiar cuelga del techo y paredes, las latas de bombones de la antigua chocolatería tienen un lugar especial y los cuadros aportan un toque juguetón y actual. “La propuesta está basada en cosas de antes, pero con un toque disruptivo, generando ideas 100% contemporáneas”, sintetiza Mariani.

La vajilla vintage del catering familiar cuelga del techo y paredes.

La vajilla vintage del catering familiar cuelga del techo y paredes. - Créditos: Prensa

En la ambientación se mezclan acero y madera con guiños a los años 70.

En la ambientación se mezclan acero y madera con guiños a los años 70. - Créditos: Prensa

En la ambientación se mezclan acero y madera con guiños a los años 70.

En la ambientación se mezclan acero y madera con guiños a los años 70. - Créditos: Prensa

La cocina: un viaje afectivo

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La carta funciona como un álbum familiar. “Nos inspiramos en lo simple reversionado, la memoria como un recurso de felicidad”, comparte Penélope. Cada receta tiene su historia: una entrada enseñada de abuela a madre, una pasta preferida de su papá, la pizza favorita de su abuelo, postres con la combinación de chocolate y naranja que él amaba.

También aparecen guiños españoles, en honor a su otra rama familiar: la pascualina de su abuela, el sambayón con la receta antigua de Pablos y las bombas de sambayón, un clásico que Penélope quería recuperar. “Cocinar era el love language de mi abuela, y pocas cosas me hacen más feliz que un plato rico”, dice.

Cómo es el espacio y qué ofrece

Cómo es el espacio y qué ofrece

Cómo es el espacio y qué ofrece - Créditos: Prensa

El Pastificio de Pablos tiene 125 m² distribuidos en dos niveles. En la planta baja se encuentra la barra donde se exhibe la pastelería con vajilla vintage y una máquina de fiambres a la vista para los sándwiches italianos. En el sótano, de estilo más moderno, hay una mesa comunal y la posibilidad de reservar el ambiente para eventos.

Con capacidad para 60 cubiertos, un equipo de 20 personas y un ticket promedio de $25.000, la propuesta se presenta como cálida, artesanal y cercana.

Además, ofrecen pastas artesanales congeladas para llevar. “Si venís a comer pastas, quizás no te lleves las mismas, pero sí unas que te tentaron y querés disfrutar más adelante”, explica Penélope. Las pastas se elaboran en el mismo espacio y también abastecen al local histórico de Pablos.

Un nuevo capítulo para el barrio

“Conocemos el barrio, conocemos a los vecinos y sabemos lo que les gusta. Ese es nuestro norte”, afirma Penélope. El Pastificio de Pablos propone un cruce entre tradición e innovación, un lugar donde cada plato cuenta una historia y donde Devoto gana un nuevo punto de encuentro.

Para Mariani, hay una palabra que define este proyecto: diferente. “La idea es sorprender desde el diseño y desde lo gastronómico. Predomina lo artesanal y lo tradicional, pero con un nuevo punto de vista”, concluye.

El Pastificio de Pablos

Fernández de Enciso 3963, Villa Devoto
Mié y jue de 16 a 00; vie y sáb de 17 a 01; dom de 11 a 20
Instagram: @elpastificiodepablos

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