
Ser madre en la cocina: cómo equilibran el oficio y la crianza las mujeres que transforman la gastronomía argentina
Detrás de cada plato hay una historia de esfuerzo, pasión y amor. Cuatro referentes de la cocina local reflexionan sobre la maternidad, el liderazgo femenino y la búsqueda del equilibrio posible.
19 de octubre de 2025

Ser madre en la cocina: cómo equilibran el oficio y la crianza las mujeres que transforman la gastronomía argentina - Créditos: Prensa
Ser madre en el mundo de la gastronomía no es tarea fácil. Entre fuegos, horarios largos y la presión de un oficio que exige cuerpo y alma, estas mujeres aprendieron a cocinar también el tiempo, el amor y la paciencia.
En el Día de la Madre, charlamos con cocineras y empresarias que equilibran el trabajo y la crianza sin perder el sabor de lo propio. Entre recetas familiares, proyectos compartidos y mucho oficio, encuentran la manera de que su pasión y sus hijos crezcan juntos.
Narda Lepes (Narda Comedor): ser madre, jefa y realista en un mundo que todavía cambia lento

Narda Lepes (Narda Comedor): ser madre, jefa y realista en un mundo que todavía cambia lento - Créditos: Prensa
Para Narda Lepes, la maternidad vino a recordarle que el equilibrio perfecto no existe. “No hay balance - dice -. Si trabajás, hacés lo que podés. En algunos momentos tomás decisiones, y en otros vas haciendo lo que podés”. Esa mirada realista atraviesa también su manera de liderar equipos: aprender a considerar los tiempos del otro, cuidar los horarios y pensar en los niños hasta al diseñar la experiencia de un restaurante. “Que los atiendan rápido, que haya comida pensada para ellos”, piensa.
Madre a los 38, Narda siente que esa etapa la encontró “como comandante”, a cargo de su propio proyecto, y por eso pudo atravesarla con más autonomía. Aun así, no deja de señalar la desigualdad estructural del rubro: “Cuando contás cuántas licencias se toman las mujeres por maternidad y cuántas los varones por otros temas, estás mostrando números, no opiniones. Eso también es visibilizar la realidad”.
En su casa, los bocaditos de espinaca o de acelga son tradición: “Mi mamá siempre hacía, y cuando están recién hechos, con un repasador arriba, son todo”, cuenta. Su búsqueda hoy se cruza de lleno con su maternidad: trabaja en un dibujo animado para chicos sobre comida y hábitos, una manera lúdica de transmitir lo que considera esencial. “Que no da lo mismo - dice -. No da lo mismo hacerlo más o menos que hacerlo bien, ni comer una pizza tibia con masa blanda que una caliente y crocante. Y, sobre todo, no tirar comida”.
Natalia Demirdjian (Naní Cocina Armenia): maternidad y legado

Natalia Demirdjian (Naní Cocina Armenia): maternidad y legado - Créditos: Prensa
“La maternidad me enseñó a darle lugar a lo importante”, dice Natalia Demirdjian, alma de Naní Cocina Armenia. “Antes de tener a mi hija, el trabajo ocupaba el primer lugar en mi vida. Hoy acomodo mis tiempos para priorizar su crianza, desarrollar nuestra relación y atender sus necesidades”.
Sabe que combinar gastronomía y maternidad no es sencillo. “Como en cualquier trabajo es complejo, pero los horarios del rubro demandan otra organización”, reconoce. Por eso, elige enfocarse en lo esencial: transmitir valores y pasiones. “Quiero que mi hija entienda que es un privilegio trabajar de lo que uno ama. Por eso es importante formarse en lo que te apasiona y ponerle esfuerzo y dedicación”.
Hoy la motivan los proyectos colectivos y la posibilidad de difundir su cultura. “Busco recuperar la historia y la gastronomía armenia junto a mis pares”, cuenta. Y, desde su lugar, también impulsa un cambio en la forma de liderar: “Es importante que las mujeres ocupemos espacios de liderazgo con una mirada de género. Eso transforma las relaciones entre los equipos”.
Celeste Rizian (Mess): entre el fuego, la cocina, y una familia con raíces

Celeste Rizian (Mess): entre el fuego, la cocina, y una familia con raíces - Créditos: Prensa
Para Celeste Rizian, la maternidad transformó su manera de mirar el trabajo en la cocina. “Antes de que nacieran mis dos hijas me sentía un poco ajena a la cocina - cuenta -. Me aboqué más al servicio, porque el embarazo te hace estar más dispersa, más nublada”. Hoy, con sus hijas ya creciendo, dice que encontró un nuevo equilibrio: “Sé que puedo contar con el equipo, que cuando quiero estar en el servicio puedo hacerlo tranquila, porque sé que ellas están bien cuidadas”.
Junto a su pareja, Guido, lidera Mess, un restaurante que reinterpreta la cocina de Medio Oriente con una mirada actual. “Queremos mostrar que se puede hacer una cocina basada en tradición, pero haciéndola distinta”, explica. En su carta hay siempre algo de historia: “La mitad de los platos que trabajamos tienen historia familiar, de mi infancia o de mi abuelo”.
A tres años de abrir el restaurante, siguen apostando a hacerlo crecer: “Buscamos expandir la marca en el país, viajar para que nos conozca más gente”. Y en ese día a día intenso, donde se mezclan el trabajo y la maternidad, Celeste lo resume con simpleza: “Trabajamos de día, de noche, y cuidamos a las chicas de día y de noche”. Aun así, rescata el valor de las madres en la gastronomía: “Creo que las madres trabajadoras gastronómicas tienen un superpoder especial”.
Ksenia Romantsova (Musgo): criar, crear y construir lejos de casa

Ksenia Romantsova (Musgo): criar, crear y construir lejos de casa - Créditos: Prensa
Para Ksenia Romantsova, cofundadora de Musgo, la maternidad fue una brújula. “Me enseñó a poner las cosas en su lugar, a distinguir lo importante de lo secundario”, dice. Antes se preocupaba por detalles mínimos del trabajo; hoy entiende que “en la escala de la vida, no son tan relevantes”. Su energía, lejos de agotarse, se volvió más enfocada: “La maternidad me motiva profundamente. Me impulsa a crear, a trabajar, a generar, para ofrecerle a mi hija no solo amor y cuidado, sino también estabilidad, seguridad e inspiración”.
Rusa de nacimiento y argentina por elección, Ksenia encuentra en este país un terreno fértil para su visión. “En Rusia sentí más la falta de respeto hacia las mujeres que lideran o trabajan en cocina. Acá, en cambio, veo un país progresista. La energía femenina no se opone al liderazgo - aclara -: es simplemente diferente, más vinculada al cuidado, a la intuición y a la colaboración”.
En Musgo, el restaurante que abrió junto a su pareja, Konstantin Voronin, esa filosofía se materializa en cada detalle. “Quiero transmitir que el camino de una mujer en la gastronomía es posible sin vivir en sacrificio constante”, dice. Y lo hace desde su propia historia: la de una joven de una pequeña ciudad rusa que soñó con tener su restaurante en Buenos Aires y lo logró.
Su mirada sobre el liderazgo cambió desde que es madre. “La maternidad me enseñó paciencia, empatía y la capacidad de ver el potencial en cada persona”, dice. Y resume su filosofía con una frase que bien podría definir su vida: “Hoy el liderazgo no tiene que ver con el control, sino con la confianza y la inspiración”.
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