Claves para hablar sobre masturbación con los chicos
¿Cómo hablar con los chicos sobre masturbación? La ESI ofrece herramientas para poder abordar este tema. Lo importante es no culpabilizar la exploración que los chicos hacen de su cuerpo.
8 de mayo de 2024
Cómo hablar con los hijos sobre masturbación. - Créditos: Getty
¿Cómo te sentís cuando ves a tu hijo tocarse? Suele aparecer inmediatamente esa sensación de que está mal y lo primero que te sale es retarlo. No está bueno eso, pero, tranquila, es muy común que esto te pase. ¿Pero, por qué nos pasa esto?
Una de las razones es que fuimos educadas creyendo que el tocarse las zonas íntimas (los genitales) está mal. Algunas creencias religiosas consideraron que la masturbación es una falta de control sobre los impulsos sexuales, por eso se la prohibía, ya que lo aceptable era tener relaciones sexuales con fines procreativos y hasta había creencias erróneas que sostenían que el autoplacer era malo para la salud y se decía que las personas que lo hacían eran "desviadas".
En fin, estas creencias sociales de otra época fueron ya desterradas por la ciencia, que ha demostrado que la autoestimulación es muy buena para la salud.
Pero, quisiera diferenciar que no es lo mismo tocarse cuando sos un niño o niña que cuando sos una persona adulta. Esto es algo nodal, porque cuando miramos a los niños tocarse lo hacen con un fin exploratorio y de conocer y reconocer sensaciones que en su cuerpo se van manifestando como placenteras. En cambio, en una persona adulta, tiene la particularidad de hacerse con el objetivo de darse placer, ya conociendo de qué se trata.
Desde la mirada adulta, la autoestimulación está mal vista y debemos saber que desde los primeros meses de vida los bebés se tocan distintas partes de su cuerpo para explorarlo y para obtener placer; luego van creciendo y juegan tocándose sus genitales, pero, como ya dijimos, no es masturbarse tal cual se entiende en la adultez.
Las personas adultas enseñamos a niños y niñas qué pueden y no pueden hacer, qué está valorado y qué castigado, qué deseos son legítimos y cuáles no. Y estas concepciones, creencias, mitos e ideas van condicionando nuestra vida y la de las infancias.
Sugerimos revisarlas desde las pautas de la Educación Sexual Integral (ESI), lo cual es un ejercicio por momentos incómodo y en muchas oportunidades también liberador. Un ejemplo de esto podría ser procurar evitar las interpretaciones de la sexualidad infantil desde la perspectiva adultocéntrica, ya que nos puede conducir a elaborar hipótesis erradas o afirmaciones dañinas.
Hay que enseñarles a niños y niñas, como primera instancia, a conocer su cuerpo, nombrar las partes del mismo con los nombres apropiados, a cuidar su intimidad, valorar y respetar su privacidad, enseñarles que su cuerpo es suyo y que nadie puede tocarlo. Y así pueden saber que la genitalidad no se muestra en público, se cubre con bombachas o calzoncillos y que es parte de nuestra intimidad, por ello se recomienda a las familias que les enseñen a bañarse solos y solas para que su privacidad esté en resguardo.
Lo importante es abrir el diálogo: si nos incomoda hablar sobre la masturbación es necesario pedir ayuda a algún profesional y tratar de que no sientan que las sensaciones placenteras están mal, sino que pueden expresarse conociéndose en la privacidad de su espacio.
Este diálogo siempre será de acuerdo a la edad, a la capacidad de comprender de cada niño o niña y en el marco del respeto y el cuidado que todos los niños y niñas tienen derecho a tener.
Recordemos que la información es poder y conocer sobre el cuerpo y la intimidad es una parte fundamental de nuestra sexualidad, que no es tener relaciones sexuales, sino mucho más: es TODO LO QUE SOMOS COMO HUMANOS, es el hecho fundamental de ser humanos.
Por Lic. Analía Lilian Pereyra, Sexóloga Clínica y Educativa. IG: @licenciadaanaliapereyra. Gentileza para OHLALÁ!