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El paso al costado: cómo la ma-paternidad consciente potencia la autonomía de los hijos

Aprender a dar un paso al costado y mostrarse vulnerables es clave para criar hijos resilientes y seguros, sin depender de manuales ni fórmulas rígidas.


Padre e hijo abrazados

Mostrarnos vulnerables es clave para criar hijos seguros - Créditos: Getty



Hace varios años me tocó ser niñera durante 5 días de la hija de una amiga. Aunque el mismo lunes ya quería presentar la renuncia, logré terminar la semana victoriosa y llegué a la siguiente conclusión: es el trabajo más difícil que he tenido y en el que no habría remuneración suficiente para el grado de responsabilidad que supone. Pensé en mi amiga y en su pareja. En la cantidad de microdecisiones que toman pensando en lo que creen será lo mejor para su hija, en las infinitas veces que sienten que están muy cerca de meter la pata, en la incertidumbre constante de estar haciéndolo bien o completamente mal. 

Y sí, criar a un niño probablemente sea el trabajo de mayor responsabilidad que cualquiera pueda enfrentar en esta vida, y en el que debemos aprender a convivir con las incertezas. 

Es por esto que, en vísperas del Día de las Infancias, queríamos compartirles una perspectiva interesante sobre la ma-paternidad y la importancia de mostrarnos vulnerables frente a ellos.

La crianza sin garantías

No hay un manual, dejen de buscarlo. No existe un método que nos asegure el éxito de todo nuestro esfuerzo al momento de criar a nuestros hijos. 

Las fórmulas de cómo hay que criar pueden ser atractivas, pero sin dudas son peligrosas. En primer lugar, el fundamentalismo de lo que se debe hacer y cómo, muchas veces va en contra de nuestro propio instinto, lo cual debería ser el principal síntoma de alarma. Por otro lado, nos sesga de una única manera, donde todo lo que no está incluido dentro de esas formas, es incorrecto. 

Y así acabamos comparándonos con lo que otras familias hacen y juzgarlas no es más que una manifestación de nuestra propia inseguridad. Las decisiones impuestas (por manuales, por ‘expertos’ o por redes sociales) que tomamos respecto a nuestros hijos, nos colocan en una falsa posición de superioridad moral, que no hace más que alejarnos de los lugares donde probablemente estaríamos más cómodos. 

Así que acá viene el primer consejo: aceptar nuestras imperfecciones es una manera válida de mostrarnos frente a nuestros hijos, y es casi necesaria para su crianza. 

El poder de ser vulnerable

‘Lo que somos enseña más que lo que decimos, así que debemos ser los adultos en los que queremos que nuestros hijos se conviertan’, esta frase un poco parafraseada es de Joseph Chilton Pearce, y la primera vez que la leí me dejó pensando. 

¿Cuántos de nosotros somos presos de expectativas que provienen de fuera? Atados a estructuras rígidas que no nos permiten ver alternativas. Y lo mismo pasa al momento de criar.  

Brené Brown, una académica y escritora estadounidense, plantea que la manera en la que criamos es un predicador primario de cómo nuestros hijos se verán a sí mismos y cómo enfrentarán los conflictos. Entonces ¿cómo hacemos para no proyectarles nuestras ataduras, nuestra inflexibilidad y nuestros miedos? La respuesta que propone B. Brown parece bastante lógica: mostrarnos vulnerables. 

Así que acá viene el segundo consejo: nuestro primer trabajo como ma-padres es amar y aceptar quienes somos nosotros mismos.

Dar un paso al costado

Aunque el mundo muchas veces parezca un ambiente hostil para nuestros hijos, no vamos a poder evitar que tropiecen, que se equivoquen y que sufran. Creer que podemos mantenerlos entre algodones y así suavizar sus golpes es una idea bastante romántica, pero algo irreal. Y esa irrealidad los vuelve de cristal, los hace frágiles y dependientes.

¡Sí, claro que vamos a querer minimizar sus sufrimientos! Pero, es más importante brindarles las herramientas para que sean capaces de gestionar los infortunios por sí mismos. 

Y aquí el último consejo: como ma-padres tenemos que aprender a lidiar con la posibilidad inminente y continua de que nuestros hijos se enfrenten a la adversidad. Tenemos que saber dar un paso al costado, y calmar nuestra propia ansiedad.  

Que nuestros hijos se conozcan en contextos adversos los nutre del entendimiento de su propia vulnerabilidad, los hace más humanos, más empáticos y con un profundo sentido de la esperanza. 

Criar es acompañar

Como decimos siempre en HAND: “Ser ma-padres es un montón”, porque criar no es un ejercicio de control absoluto, sino un acto constante de soltar y confiar. Y no significa desentenderse, sino reconocer que el verdadero amor también se demuestra dejando espacio para que nuestros hijos crezcan, se equivoquen y se reconstruyan. 

Criar es estar presentes sin invadir, guiar sin imponer y amar sin condicionar. Un montón.

Más info: @handprimerosdias

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