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Mi hijo no quiere ir a lo del papá: ¿qué hago?

Que un niño no sienta deseos de ver a alguno de sus padres es un motivo de consulta frecuente con los profesionales de la salud mental. En esta nota te contamos cuándo sospechar que las cosas no van del todo bien entre ellos.


¿Qué hacer si tu hijo no quiere ir a ver al papá?

¿Qué hacer si tu hijo no quiere ir a ver al papá? - Créditos: Getty



Los motivos por los que un hijo no quiere ir a lo del papá pueden ser muchos. Es importante poder diferenciarlos: no es lo mismo que la razón sea porque tiene miedo a que un monstruo lo asuste de noche a que, por ejemplo, la causa sea una diferencia en cuanto a los límites y el niño prefiera quedarse donde tenga más libertades. Otra razón igualmente importante también puede ser que el niño se dé cuenta de que no es muy esperado cada vez que va.

Son varias las formas de manifestarlo. Algunos niños lo hacen abiertamente; mientras que otros, cada vez que tienen que ir, se sienten mal. También puede pasar que de manera frecuente quieran que los vayan a buscar antes de tiempo.

 

El psicólogo Francisco Padin explica: “Existen situaciones en las que, luego de una separación, los niños son ubicados en el lugar de trofeo. Entonces empieza a ocurrir que la disputa se traslada al cuidado de los hijos y ya el deseo de criar queda en un segundo plano”. Agrega que, de lo que se trata en estos casos, es de remarcar lo que el otro no hace o no cumple. En estas situaciones, puede ocurrir que los dichos o actos de un hijo sean interpretados de una manera muy alejada de lo que éste en realidad quiere decir.

Para el psicólogo infantil que integra la Red Perinatal, lo más saludable sería que cada padre se permita hacer el duelo de la pareja y proyecto de familia que no fue: “Los reclamos muchas veces esconden esta situación de enojo y fastidio hacia el otro, por lo que no ha hecho o por lo que ha dejado de hacer durante la relación. Y que eso ha llevado a su disolución”.

¿Cuándo consultar?

Existen algunos signos de alarma que nos deberían hacer sospechar que el contacto de nuestro hijo con el otro padre no es sano y está afectando su salud mental.

Uno de ellos es cuando el niño se siente culpable por abandonar a uno de los padres. En el otro extremo, también nos debería llamar la atención que el niño no parezca tener mucho registro del otro progenitor.

En esos casos vale hacerse la pregunta sobre el tipo de vínculo que se está sosteniendo entre ellos. También hay que tener en cuenta la edad infantil y el proceso en el que se encuentre.

En cuanto a la prevención de este tipo de situaciones, suele ser muy difícil de detectar debido a que nadie sabe de antemano cómo lo va a afectar una separación.

 

Pero sí podemos hacernos algunas preguntas que nos pueden ayudar a pensar en lo que estamos depositando en nuestros hijos, como por ejemplo: ¿en qué beneficia a mi hijo saber esto sobre su madre/padre?; ¿estoy facilitando que mi hijo tenga un vínculo más afectuoso con su progenitor o en realidad estoy metiendo “el dedo en la llaga”, imposibilitando que esto se dé?

Realizar esta separación es difícil, sobre todo cuando hay situaciones de violencia de por medio. Pero el especialista remarca la importancia de respetar ciertos procesos: “Ya va a haber tiempo para que el niño, futuro adolescente, cuestione y duele a los padres de la infancia”.

Experto consultado: Francisco Padin. Lic. en Psicología (UBA). IG: @lic.francisco.padin

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