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Puerperio real: cómo atravesar el posparto, el duelo de la mujer que fuimos y el poder del acompañamiento

Ser madre transforma todo. El puerperio es una etapa intensa y muchas veces silenciosa, en la que el cuerpo, las emociones y los vínculos se reconfiguran. Hablamos sobre tristeza y depresión postparto, el rol del entorno y la importancia de crear tribu para no maternar en soledad.


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Puerperio: todo lo que tenés que saber. - Créditos: Getty



Empujando el cochecito a las apuradas porque se hizo tarde, en la sala de espera de la consulta pediátrica y en mitad de una plaza velando por que nuestros hijos no se partan la cabeza, cruzamos miradas ahogadas con otras madres.  Miradas que gritan en silencio lo solas que nos sentimos ¿Ser madre era esto? ¿Me estaré volviendo loca?

Sin más preámbulos ¡les quiero dar una cálida y cordial bienvenida al puerperio! Pero ¿qué es el puerperio?

¿Qué es el puerperio?

Permítanme dudar de la definición que nos regala la -a veces vetusta- Real Academia Española, en la que define esta etapa como el período que dura hasta que la mujer vuelve al estado ordinario anterior a la gestación ¡¿Volver al estado anterior?! 

¿Quién les explica a los letrados de la RAE que luego de un nacimiento, la mujer no será nunca más la misma que antes? Estos cambios que experimentamos, donde se desplaza la libido y sentimos las emociones de manera más extrema, suelen suceder a espaldas de la sociedad: porque no lo hablamos, porque no nos dan voz y porque no afecta a los hombres ¡claro!

El puerperio es un duelo de la mujer que supimos ser, y es una oportunidad para transformarnos en una persona que descubre el amor incondicional, la entrega absoluta y un nuevo esquema de prioridades. Pero, a veces, ‘el lado B’ de nuestra metamorfosis trae tristeza y en algunos casos depresión. 

Tristeza y depresión postparto

Como médica, me gusta diferenciar estas dos entidades que, aunque a ambas tengamos que brindarles atención, nos afectan de manera distinta. 
La tristeza postparto, también conocida como baby blues, afecta al 50-60% de las mujeres que acaban de parir. Es una alteración transitoria del estado de ánimo que aparece ante la crisis vital del postparto. Por lo general dura algunas semanas en las que hay extrema sensibilidad y angustia. La tristeza postparto no tiene riesgos para la salud del bebé ni de la mamá, y si bien no requiere intervención de un profesional, contar con un espacio terapéutico puede ser beneficioso para transitar esta etapa.

La depresión postparto afecta al 15% de las mujeres puérperas. Es un trastorno frecuente que afecta la salud de la mujer, su bebé y familia. Su detección y posterior tratamiento es fundamental y prioritario. 

Los signos de alerta para poder identificar si lo que tengo podría considerarse depresión postparto son: 

  • No tengo momentos de disfrute
     
  • Tengo dificultad para vincularme o miedo a estar con mi bebé
     
  • Tengo miedo de querer dañar al bebé o a mí misma
     
  • También es conocida como depresión sonriente, ya que los mandatos sociales nos dicen que con un hijo sano en brazos deberíamos estar felices. Pero, intentar maquillar nuestras angustias repitiendo ‘estoy bien, estoy bien, estoy bien’ no va a solucionar el problema. 

Hablar de tristeza o depresión postparto es el primer paso para alivianar el peso de la maternidad. Un peso que está compuesto por culpa, por miedo a hacerlo mal, por no saber cómo hacerlo, por no llegar con todo, por autoexigirnos más de lo humanamente posible y, muchas veces, por las expectativas propias, pero también las ajenas. 

El entorno

Todo influye en nuestro puerperio. Desde los mandatos sociales que tenemos impresos en nuestro cerebro, un algoritmo que nos muestra ideales o hasta un comentario fuera de lugar.

‘¿Van a tener más hijos?’
‘Son las hormonas, ya se te va a pasar’
‘¿Por qué llorás? Deberías estar feliz’ 
‘Si esto te parece duro, esperá un par de meses más’

Resulta que la manera de transitar el puerperio no depende sólo de nosotras, ni las hormonas son las responsables de todo. Nuestra historia, nuestra infancia, el vaivén hormonal, la experiencia de parto que hayamos tenido, los primeros días en casa, la lactancia y nuestro entorno (familia, amigos, vecinos, personal sanitario), todo colabora a favor o en detrimento de la manera en la que vivamos el puerperio. 

Por eso, si estás atravesando tu puerperio y te cuesta encontrar un equilibrio entre pedir ayuda y poner límites, te propongo que le reenvíes este artículo a tu entorno para que puedan ponerse por un ratito en tus zapatos y cuente con estas nuevas herramientas para acompañarte. 

  • Preguntar antes de actuar: No des por hecho que sabés lo que necesita. Frases como ‘¿Cómo puedo ayudarte hoy? o ‘¿Querés que te acompañe o preferís descansar sola? son un buen punto de partida.
     
  • Validar sus emociones sin juzgar: El puerperio puede ser caótico emocionalmente. Evitá frases como ‘no te pongas así’ ‘ya va a pasar’. Mejor ofrecer una escucha sin consejos no pedidos: ‘Te escucho, estoy acá para vos’.
     
  • Sostener lo cotidiano sin invadir: A veces, la mejor ayuda es encargarse de tareas básicas (comida, limpieza, compras) sin esperar reconocimiento, y sin quedarse más tiempo del necesario.
     
  • Cuidar sin controlar: No todas las madres crían igual. Evitá opinar sobre lactancia, sueño o crianza si no te lo piden. Acompañar también es confiar en que ella sabrá encontrar su manera.
     
  • Incluir a la pareja o co-criador/a: El entorno también puede apoyar al otro adulto implicado en la crianza, quien muchas veces también transita su propio proceso.
     
  • Recordar que sigue siendo ella: Más allá de su nuevo rol, sigue siendo la persona de siempre. Ofrecer espacios de charla, distracción o simplemente estar presentes puede ser un bálsamo en medio de la rutina. 
     
  • Cuando el entorno abraza con respeto, la puérpera puede entregarse a este proceso sabiendo que no está sola. Y eso, aunque no parezca mucho, lo cambia todo.

Expandir tu círculo

Ma-paternar en soledad es sino difícil, más bien imposible. Es  de gran ayuda armar una tribu para poder poner en palabras lo que nos pasa, para saber que no estamos solas y para compartir vivencias. 

Por eso, desde HAND lanzamos Círculo HAND, un espacio de sostén, red y autocuidado. Vamos a ofrecer un lugar para que conecten consigo mismas y con otras mujeres que también maternan, sienten, dudan, buscan y se sostienen.

​Una propuesta para acompañar a las puérperas más allá del posparto inmediato. Un espacio donde la maternidad no te aísla, sino que te vincula. 
Si estás maternando, si necesitás un espacio de escucha, si querés un rato de pausa ¡el Círculo HAND es para vos! Pssst, también se lo podés regalar a alguien que esté maternando. 

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por Redacción OHLALÁ!


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