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¿Chau cucharita? El impacto que tiene en las parejas dormir en camas separadas

Crece la tendencia de parejas que duermen separadas. ¿Abandonamos el hacer cucharita? ¿Cuáles son los beneficios del “divorcio de sueño” y por qué gana adeptos?


Relaciones de pareja: las etapas del amor

Relaciones de pareja: las etapas del amor - Créditos: Getty



Domingo, once de la noche, un ratito de Netflix, algo de charla y el tan añorado momento de apagar la luz. La mañana del lunes viene cargadísima, repleta de trámites y reuniones importantes. Cerrás los ojos y hacés un repaso mental, pero antes de que puedas conectarte con tu agenda, un ronquido seco y fuerte te sobresalta. Mirás a tu pareja y suspirás. Te espera, lamentablemente, otra noche en vela. 

Dormir bien es un arte, y es, además, pilar fundamental para el rendimiento, salud, humor y calidad de vida en general. Entonces, ¿qué pasa cuando nuestra pareja, la persona con la que compartimos la vida, el amor y seguramente una infinidad de proyectos, sin quererlo nos impide descansar? ¿Es posible deconstruir la idea de cama matrimonial y pasar a la, hasta ahora loca, fantasía de pensarnos en cuartos diferentes? 

Querida insomne de la vida en pareja, tenemos buenas noticias: según esta tendencia, que se llama sleep divorce (divorcio de sueño), propone dormir separados y tiene cada vez más adeptos en todo el mundo, la respuesta definitivamente es “sí”.

¿Chau cucharita?

Estamos en un mundo cambiante, en donde permanentemente cuestionamos situaciones que antes repetíamos en forma automática. Así hemos sostenido mandatos y costumbres por mucho tiempo sin preguntarnos si nos eran afines, si nos hacían bien. Hoy la rueda gira rápido y las nuevas generaciones traen aires de cambio; la balanza comienza a inclinarse hacia el lado de la individualidad y el bienestar propio. Y entonces surgen reflexiones antes impensadas.

¿Realmente me hace bien compartir la cama con otra persona? ¿Es condición necesaria para la relación? 

Los motivos por los cuales una pareja puede llegar a tomar la decisión de instalarse en cuartos separados son infinitos. Desde el mencionado y viejo conocido festival de ronquidos hasta trabajos que exijan horarios de sueño diferentes, pasando por costumbres como moverse mucho en la cama, ver TV hasta altas horas o tener algún tema de salud que provoque situaciones incómodas como un repetido uso del baño o frecuente tos. En todos estos casos, los beneficios, para ambos, son enormes, ya que dentro de una pareja que no duerme no solo sufre quien lo padece, sino, y a veces hasta más, quien lo provoca.

Además, hoy en día el foco y la mirada están puestos en lo personal y estamos más reticentes a ceder y hacer sacrificios para acomodarnos al otro. Por supuesto que hay excepciones, pero, aunque parezca extraño, el enfoque es acertado, porque cuando ponemos el acento en priorizarnos y en cuidar nuestro espacio personal, las cosas, a la larga, terminan funcionando mejor. 

¿Un fenómeno que crece? 

Cameron Diaz fue la primera en plantear el tema del sleep divorce al hacer público que su matrimonio de diez años funcionaba de maravillas así. Helena Bonham Carter y Tim Burton fueron un poco más allá y construyeron dos casas, una al lado de la otra. Juntas pero separadas a la vez. Para todos ellos y para una cantidad creciente de personas que adhieren a este movimiento, tener un espacio privado que resguarde cierta individualidad dentro de la pareja es absolutamente esencial. 

Aquí, allá y alrededor del mundo, pareciera que el sleep divorce está en auge. Sobre todo si hablamos de millennials, la generación que hoy tiene entre 30 y 40 años. Parejas jóvenes en las que no pesa tanto el estigma de la cama matrimonial y que poseen un pensamiento mucho más práctico y flexible que las generaciones anteriores, el cual se reduce a algo tan sencillo como “si duermo bien, me siento mejor”. 

Según un estudio publicado el año pasado por la Academia Americana de Medicina del Sueño, casi la mitad (43%) de los millennials duermen ocasional o sistemáticamente en otra habitación que la de su pareja, seguidos de un tercio (33%) de los de la Generación X, el 28% de los de la Generación Z y el 22% de los baby boomers.

¿Por qué SÍ?

Cuando se considera la posibilidad de dormir separados, la primera limitante con la que seguramente nos encontremos es el espacio. No todos poseemos un cuarto extra o lugar en la casa para destinar a un ensayo así. Pero si eso no es un problema, podemos llevarnos una linda sorpresa. 

Porque si no dormimos juntos:

Descansamos mejor (y esto repercute en nuestra salud).

Nos extrañamos.

Nos despertamos a la hora que le queda bien a cada uno. 

Nos levantamos con ganas de vernos.

Empezamos el día frescos y de buen humor.

Mantenemos nuestras costumbres y rutinas nocturnas sin molestar al otro.

¿Por qué NO?

Y sí, claro, la vida no es color de rosa, y como todo, esta modalidad también tiene sus bemoles:

Dormir sola no es lo mismo que acompañada. Si sos fan de la cucharita, quizás el sleep divorce no sea para vos. 

Si casi no se cruzan en el día, perder la intimidad de la noche puede abrir una distancia que quizá sea perjudicial. 

Si el cuarto es su lugar de encuentro, esto puede generar incertidumbre. Con tiempo, todo se puede reorganizar.

Algo similar pasa si solo tienen sexo al ir a dormir. Pero atenti, quizás esto pueda ser una excusa para reencontrarse desde otro lugar. 

¿Y si probamos?

Si contás con un cuarto extra, lo charlaste con tu pareja y tienen ganas de probar, te dejamos una lista de recomendaciones, y... ¡bienvenidos al sleep divorce!

1. Nada es definitivo: ser flexibles es difícil, pero también muy saludable para todo tipo de vínculos. No tengas miedo de dar marcha atrás si no estás cómoda. 

2. Alerta, crisis: antes de encarar una división de cuartos, hay que sincerarse con respecto al momento de la pareja, ya que disfrazar una crisis bajo esta modalidad es peligroso y puede terminar alejándolos más. 

3. Priorizar la intimidad: dormir en cuartos separados no tendría que significar, de ninguna manera, alejarse sexualmente o perder intimidad. El espacio que se genera esas horas que no están juntos debería ser terreno fértil para que crezcan ideas nuevas y fantasías. 

4. Evaluar un régimen mixto: quizás el problema nocturno los afecte más en la semana, cuando hay horarios. Tal vez se pueda implementar una separación de cuartos de lunes a viernes y el fin de semana volver a compartir.

5. Separados, pero juntos: lo que este movimiento propone no es distancia, sino mirar la relación desde una perspectiva nueva, dejando mandatos y costumbres.

"Gané un espacio propio", por Cecilia Guzmán *

Todo empezó cuando una de nuestras hijas se fue de casa y dejó libre su cuarto. Nosotros trabajábamos juntos y nos veíamos todo el día. La mayoría de las veces llegaba la noche y ya habíamos compartido tanto que sentíamos que necesitábamos cada uno su espacio. Un fin de semana, nos animamos. La que se mudó fui yo.

Llevé mis libros, mi música, diseñé cada rincón. Después de tantos años de simbiosis de pareja, me reencontré conmigo misma. A él le pasó algo parecido, y entonces ambos empezamos a disfrutar. Si bien al principio todos fueron pros, con los años empecé a sentir que, de a poco, comenzábamos a alejarnos.

Nuestra estrategia, entonces, fue volver a dormir juntos pero durante las vacaciones, viajes, y algunos fines de semana. Esto nos permitió recuperar el balance y estar tranquilos sabiendo que nadie nos obligaba a nada. Porque tomar un camino diferente en la pareja es todo un desafío y solo puede transitarse si hay una base sólida y mucha comunicación. 

*Cecilia Guzmán es consultora y terapeuta holística. guzmancecilia@hotmail.com.

Experta consultada: Lic. Claudia Kaltakian | Psicóloga, sexóloga y orientadora familiar. ckaltakian@gmail.com.

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