Caminata afgana: ¿por qué andar y meditar a la vez acelera el metabolismo y reduce el estrés?
La caminata afgana es ejercicio físico y mental en simultáneo. Consiste en sincronizar los pasos con la respiración: cómo lograrlo y qué impacto tiene en la salud.
28 de mayo de 2024 • 10:00
Caminata afgana: ¿en qué consiste? - Créditos: Getty
La caminata afgana es, además de un ejercicio físico un ejercicio mental. ¿En qué consiste? Es una forma de caminar que sincroniza los pasos con la respiración para maximizar la resistencia del cuerpo y permitir a la mente mantenerse en calma y reducir el estrés durante el esfuerzo.
Según informa el sitio especializado en bienestar Cuerpo y mente, esta caminata es, de alguna manera, una forma de caminar meditando o, incluso podría decirse que es un modo de meditar caminando, poniendo la consciencia en tus pasos y en tu cuerpo. Mientras, la naturaleza se ocupa del resto: de poner tu metabolismo en marcha, de reducir la tensión nerviosa y de mejorar tus niveles de concentración y bienestar mental.
Esta caminata es una técnica sencilla que no requiere ningún equipo especial y que se puede utilizar fácilmente en nuestras caminatas diarias. Caminar es una actividad física muy completa con múltiples beneficios para la salud del organismo si se practica de forma continuada y, si introducimos el control de la respiración, podemos convertirla en una especie de meditación, de modo que aumentaremos esos beneficios de forma sencilla y eficaz.
Por qué se llama caminata afgana
Este nombre de caminata o marcha afgana se acuño en los años ochenta por un francés llamado Édouard G. Stiegler. Este escritor, fascinado por la resistencia física y mental que mostraban los nómadas afganos en sus largas travesías a pie por el desierto, se fijó en la técnica que utilizaban para caminar: una especie de marcha meditativa que popularizó entre los aficionados al senderismo con su libro Régénération par la marche afghane ("Regeneración mediante la marcha afgana").
Tal como reconstruye la nota de Cuerpo y mente, los nómadas afganos eran capaces de caminar más de 60 kilómetros al día durante muchos días seguidos, de modo que podían llegar a cubrir hasta 700 kilómetros en tan solo 10 días. La técnica que tenían para hacerlo era acompasar sus pasos con la respiración siguiendo una secuencia que favorece la resistencia y la calma mental.
Cómo se practica la caminata afgana
En la caminata afgana se utilizan los pasos para marcar el ritmo de la respiración. Existe un ritmo base que puede utilizarse cuando se camina sobre llano, pero que puede variarse si el camino tiene pendiente y requiere mayor esfuerzo.
Ese ritmo básico se desarrolla a lo largo de ocho pasos y se va repitiendo durante toda la caminata. La inspiración debe ser iguala la exhalación, con una pausa entre cada una:
Inhalá durante tres pasos.
Retené el aire durante el siguiente paso.
Exhalá durante otros tres pasos.
Retené la respiración con los pulmones vacíos durante el siguiente paso y vuelve a empezar.
Es importante que la respiración sea nasal. La respiración nasal ayuda a regular el esfuerzo durante el ejercicio físico, aumenta la resistencia física y contribuye a regular procesos endocrinos, metabólicos y relacionados con la regulación del sueño y la vigilia, entre otros beneficios.
Es probable que, al empezar a practicar la caminata afgana, la cabeza se vaya a otra cosa en algunos momentos. Es lo mismo que sucede cuando se intenta meditar y forma parte de cómo funciona nuestra mente, que tiende a distraerse. Cuando esto suceda, sólo es cuestión de devolver la atención a la respiración.
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