Newsletter
Newsletter

Cómo regular tu sistema nervioso y volver a habitar tu cuerpo: el método de la kinesióloga Ana Ojeda

En un mundo que corre rápido, aprender a frenar y reconectar con el cuerpo es una práctica esencial para el bienestar. Qué es la regulación del sistema nervioso, por qué es clave para sentirnos en calma y cómo empezar a practicarla en la vida cotidiana.


Cómo regular tu sistema nervioso y volver a habitar tu cuerpo: el método de la kinesióloga Ana Ojeda

Cómo regular tu sistema nervioso y volver a habitar tu cuerpo: el método de la kinesióloga Ana Ojeda - Créditos: Getty



El cuerpo no miente. Pero vivimos en una era tan acelerada y de hiperexigencias que frenar y conectarnos con nosotras suele ser el último orejón del tarro. “El cuerpo sabe lo que la mente aún no se ha dado cuenta”, dice Antonio Damasio, neurocientífico y médico. Y es que la mente puede distorsionar un hecho, fantasear o mezclar situaciones. La cabeza muchas veces nos distrae del sentir (especialmente si este es doloroso o angustiante), pero el cuerpo no y, si no lo escuchamos, nos pasa factura.  

Ana Ojeda, osteópata, terapeuta somática y autora de Cómo regular el sistema nervioso (V&R Editora), nos propone escuchar a nuestro cuerpo. Si el sistema nervioso está desregulado, también lo estarán los demás sistemas, porque está todo interconectado.

“Estar regulados es tener la capacidad de estar en conexión con nosotros mismos y con el entorno. Un sistema nervioso regulado tiene flexibilidad, puede pasar por estados de alerta cuando lo necesite, pero tiene la capacidad de volver luego a la calma”, escribe. Hoy más que nunca, es necesario volver a la sabiduría del cuerpo. 

El sistema nervioso: nuestra computadora central

Cómo regular tu sistema nervioso y volver a habitar tu cuerpo: el método de la kinesióloga Ana Ojeda

Cómo regular tu sistema nervioso y volver a habitar tu cuerpo: el método de la kinesióloga Ana Ojeda - Créditos: Florencia Rodríguez

¿Te pasó alguna vez de estar en una situación tranquila y que un ruido te pusiera en estado de alerta? Es que nuestro cuerpo nos dice mucho más de lo que nos damos cuenta. “El cuerpo nos permite saber qué necesitamos, guarda en forma de sensaciones y son ellas las que luego nos muestran el camino”, afirma nuestra experta. Pero cuando estamos desreguladas, no podemos confiar en nuestra intuición y sensaciones, porque seguramente ni siquiera las percibamos.  

El sistema nervioso es la red de comunicación del cuerpo, que permite recibir, procesar y enviar información para controlar funciones como el movimiento, la respiración, la visión y el pensamiento. Está compuesto por el cerebro y la médula espinal (el sistema central) y los nervios, que transmiten señales entre el cerebro y el resto del cuerpo (el sistema periférico). Dentro de este último, se encuentra el sistema nervioso autónomo, que, como su nombre lo indica, actúa sin nuestra voluntad y regula la respiración, los latidos, la digestión, la presión arterial y mucho más. Es la fuente de nuestras respuestas de supervivencia y prepara nuestro cuerpo tanto para la acción y un posible peligro (sistema simpático) como para conectarnos con el descanso cuando pasa la amenaza o el momento de estrés (parasimpático). Para vivir, necesitamos ambos, y si están desregulados, podemos tener respuestas desproporcionadas.    

Entrenar tu sexto sentido 

Mediante el tacto, el olfato, la vista, el gusto y el oído, podemos percibir qué pasa afuera en el mundo. Pero ¿cómo sabemos qué pasa adentro de nuestro cuerpo? Este sexto sentido se llama “interocepción”, que es la capacidad de sentir y percibir los estímulos de nuestro mundo interno, las señales que vienen desde el organismo.  

¿Cuántas veces te pasó estar medio bajón cuando, en realidad, lo que tenías era sueño? ¿O estar enojada, pero en verdad tenías hambre? Gracias a la interocepción es que nuestro cerebro recibe la información que viene del cuerpo, la procesa y le da una respuesta. Si está afectada (por algún evento traumático, porque no validaron nuestro sentir en la infancia –el famoso “no pasó nada” cuando un chico se cae– o alguna otra situación), puede desconectarnos de nuestro cuerpo y que no percibamos bien sus señales.  

Cuerpo y emociones 

En general, nos enseñaron a nombrar lo que nos duele o molesta, a registrar “lo feo” en el cuerpo. Pero la kinesióloga nos invita en su libro a registrar: ¿cómo se siente esa reunión con amigos en el cuerpo? ¿Ese abrazo que te dio tu hijo? ¿Dónde se siente la alegría en tu cuerpo?

La conciencia corporal (la propiocepción) es clave para regularnos, porque la interpretación del mundo está en relación directa con cómo interpreto mi cuerpo. Cuando sentimos nuestro cuerpo, cuando lo tenemos integrado, sentimos que tenemos derecho a ocupar un lugar en el mundo. “La postura está directamente relacionada con la emoción”, afirma Ojeda, y explica que una posición encorvada disminuye la capacidad de memorizar y la percepción del mundo es más negativa, mientras que una postura más erguida da confianza, seguridad y una mirada más positiva. ¿Y cómo sentimos nuestro cuerpo y regulamos nuestro sistema? Practicando movimiento activo, terapias de contacto y ejercicios de respiración, y, sobre todo, con una mirada integral sobre nuestro organismo.  

¿Qué es el nervio vago y por qué está tan de moda? 

Seguramente te apareció algún reel donde te cuentan que algunos ejercicios para activar el nervio vago te ayudan con el estrés. Y es que juega un papel clave en la regulación del sistema nervioso parasimpático. Es la vía directa de conexión con nuestras sensaciones, vísceras, corazón, respiración, emociones y cerebro. Por eso, necesitamos una neurocepción correcta para que estos sistemas no actúen en forma de defensa cuando no los necesitamos. El nervio vago actuando bien nos ayuda con la salud mental, la gestión del estrés y la mejora del bienestar general.  

5 formas de regularte  

La capacidad de regularnos como adultos depende de lo que aprendimos de chicas. Si nos sentimos escuchadas, vistas, contenidas, seguramente esto ayudará a que tengamos una mirada del mundo como un lugar seguro. En cambio, cuando esto no estuvo, cuando no se validaron nuestras emociones, no nos abrazaron si llorábamos, no nos festejaron los logros y acompañaron en los desafíos, probablemente vivamos en estado de alerta y sintamos que todo es una amenaza.

Pero, entonces, ¿cómo nos regulamos? Ana Ojeda nos comparte 5 claves:  

  1. Con otra persona: desde bebés, la mirada y la presencia de otra persona nos ayuda a regularnos. Esto sucede porque nuestras neuronas se espejan con la de la persona que tenemos enfrente. Si el otro esta calmado, nos ayudará a calmarnos (¡y también a la inversa!). 
     
  2. En grupo: un encuentro con amigas, un retiro o incluso en el trabajo, estar en conexión con otras personas es saludable y nos ayuda a entrar en una misma frecuencia gracias al poder de contagio y de sincronización de los sistemas nerviosos. 
     
  3. A través de la naturaleza y las mascotas: la alegría de un cachorro, los pies en el pasto, el aroma del bosque o el canto de los pájaros nos ayudan a volver a nuestro centro. Es muy importante poder entrar en contacto con estos estímulos naturales un ratito cada día.  
     
  4. Mediante la voz y los sonidos: el nervio vago incide en nuestra voz, por eso cantar o hacer gárgaras es una forma de regular nuestro sistema nervioso. También música relajante o sonidos de la naturaleza, si es que los interpretamos como algo seguro. Siempre es importante probar y sentir qué sucede con tu cuerpo con cada estímulo.
     
  5.  Con el movimiento: el movimiento y la respiración hacen que el cuerpo se mantenga desintoxicado. Si estamos muy ansiosas, aceleradas, es mejor el movimiento lento y suave que nos conecta con el sistema parasimpático. En cambio, si estamos muy desconectadas, nos pueden ayudar ejercicios de activación.

Activá tus sentidos 

Este ejercicio es ideal cuando te sentís desconectada, porque te permite estar en el momento presente a través de los cinco sentidos. Lo podés hacer en un espacio cómodo en tu casa o incluso sentada en la oficina. Solo necesitás unos minutos ¡y también lo podés practicar con niños! Si estás muy ansiosa o desorientada, te brinda calma y seguridad. 

Sentate cómoda y nombrá lo siguiente:  

  • 5 cosas que puedas ver en este momento. 
  • 4 cosas que puedas tocas ahora. 
  • 3 cosas que puedas escuchar. 
  • 2 cosas que puedas oler. 
  • 1 cosa que puedas probar. 

Si no tenés nada para probar u oler, por ejemplo, podés buscar en tu imaginación. Pensá el sabor de algo rico en tu boca, ¿qué es? 

¡Compartilo!

SEGUIR LEYENDO

Quistes ováricos: cuáles son los tipos, cuándo son un riesgo y cómo se tratan

Quistes ováricos: cuáles son los tipos, cuándo son un riesgo y cómo se tratan


por Redacción OHLALÁ!

Tapa de revista impresa OHLALÁ! de julio con Celeste Cid

 RSS

NOSOTROS

DESCUBRÍ

Términos y Condiciones


¿Cómo anunciar?


Preguntas frecuentes

Copyright 2025 SA LA NACION


Todos los derechos reservados.

QR de AFIP