Llega el verano: cómo broncearse sin poner en riesgo la piel

Según la Sociedad Argentina de Dermatología, el bronceado no es un signo de salud sino la manifestación de daño cutáneo acumulado. En ese panorama, cuando buscamos conseguir color, no se trata sólo de estética, sino de equilibrar disfrute al sol con protección real.

Es que la radiación ultravioleta (UVA y UVB) puede producir efectos inmediatos como quemaduras, pero también daños acumulativos que derivan en manchas, arrugas o incluso cáncer de piel.

La recomendación es clara: hay que cuidarse del sol durante todo el año, tomando mayores precacuciones cuando llega el verano.

1. Evitar la exposición solar directa entre las 10 hs y las 16 hs, cuando los rayos UV son más intensos.

2. Usar protector solar amplio espectro (UVA/UVB) con FPS 30 o más, aplicándolo 30 minutos antes de salir y renovándolo cada 2 horas o tras bañarse o sudar.

3. Complementar con ropa de trama cerrada, sombrero de ala ancha, gafas de sol con filtro UV y buscar sombra como hábito, porque es clave considerar los reflejos: agua, arena, cemento o vidrio son superficies que aumentan la radiación que recibe la piel.

4. Evitar camas solares o bronceados artificiales, ya que no existe un bronceado seguro con esos métodos y aumentan el daño acumulativo.

5. Mantener la piel hidratada, beber agua, y realizar controles dermatológicos periódicos, especialmente si hubo quemaduras previas o exposición prolongada al sol.

Cuando hablamos de saber cómo broncearse sin poner en riesgo la piel, no se trata de evitar el sol, sino de enfrentarlo con inteligencia: seleccionando la hora, renovando el protector, usando ropa adecuada y respetando la sensibilidad de tu piel. Así, cuando llega el verano y el sol te invita, podés disfrutar sin arrepentimientos.

Desde la Campaña Argentina de Prevención del Cáncer de Piel advierten que cerca del 90% de las embarazadas presenta algún grado de hiperpigmentación, especialmente en mujeres de piel más oscura. Estos cambios, como el melasma o "máscara del embarazo", se intensifican con la exposición solar, por lo que se recomienda reducir al mínimo la radiación UV y protegerse también de fuentes artificiales, como las camas solares.

En esta etapa, la prevención es clave y se deben extremar las medidas de fotoprotección tanto con relación a la exposición a la luz solar como a las distintas fuentes artificiales, para así proteger la salud cutánea de la madre y el bienestar del bebé.