Mes de la fertilidad: cómo conciliar mi trabajo con los tratamientos de reproducción asistida
En el Mes de la Fertilidad es una oportunidad para reflexionar sobre cómo conciliar el trabajo con los tratamientos de fertilidad. Claves para atravesar esta etapa.
7 de junio de 2024
mujer-fertilidad.jpg - Créditos: Getty
Durante el mes de junio en todo el mundo se conmemora el Mes Internacional del cuidado de la fertilidad. Esta fecha esta dedicada a todas aquellas personas que desean concebir un hijo y no pueden lograrlo de manera natural, por lo que recurren a técnicas de reproducción asistida.
En tiempos en los que se valora el esfuerzo y la productividad es necesario plasmar algunas reflexiones sobre el impacto de los procesos de reproducción asistida.
Comenzar un tratamiento de reproducción asistida tanto de baja como de alta complejidad requiere de disponibilidad, tanto de horarios (citas, ecografías, etc.), como de recursos psicológicos y emocionales. Por lo tanto, puede afectar áreas como el trabajo: se verán modificadas la concentración, productividad y motivación.
Si bien cada situación será diferente y singular estará entramada en una complejidad según la personalidad, el lugar que se le da al tratamiento, los recursos internos, el apoyo familiar, el tipo de lugar laboral (si son organizaciones flexibles y respetan los derechos y necesidades particulares o no), etc.
Además muchas personas que transitan desafíos reproductivos deciden no contar a los compañeros y jefes esta situación, porque sienten temor a no ser comprendidos, a que los juzguen o discriminen, o en el peor de los casos, ser sancionados o despedidos. En la actualidad continúa siendo un tema tabú.
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También se suele minimizar el estrés y diversas emociones que genera decidir realizar procedimientos médicos específicos, que invaden el cuerpo y generan cambios en los estados anímicos por lo hormonal, las ecografías, la medicación, extracción de sangre y la incertidumbre del paso a paso, las posibles contingencias y la incomodidad de sentirse invadida con sentimientos contradictorios, dado que los tratamientos son un modo de lograr el ansiado embarazo, pero no dejan de ser invasivos o engorrosos.
Como venimos mencionando muchos usuarios, sean mujeres u hombres, deciden mantener en silencio el inicio de un nuevo tratamiento y tienen sus fundamentos.
Trabajo y fertilidad: cómo compatibilizarlos
Cada lugar de trabajo tendrá modos diferentes: algunos se caracterizan por cuidar el recurso humano, acompañar y comprender situaciones sensibles; por ejemplo, permiten reducir el horario, hacer tareas home office, dar el tiempo para asistir a las visitas médicas y luego recuperarlo en otro momento.
Que el lugar de trabajo, en caso de ser notificado, realice ajustes y comprenda la particular situación será un factor protector para los y las usuarias. Con frecuencia mencionan que mantener en silencio el proceso por el que atraviesan genera culpa, porque suelen producirse cambios que son percibidos por los compañeros y jefes pero que no son comprendidos porque no media la palabra.
En todos los casos, es una decisión muy personal contar o no, sobre las prácticas de fertilización. Lo cierto es que no se pueden minimizar los efectos que genera en las diferentes áreas de la vida de los protagonistas.
Muchas usuarias refieren que, durante el tratamiento, las ausencias por tener que asistir de modo pautado al centro de fertilidad les genera incomodidad. En algunos casos, deciden expresarlo a ciertos compañeros con quienes tienen confianza y no se sentirán juzgados o discriminados. Algunos manifiestan que deciden poner la energía en el trabajo, como modo de “distraerse” y evitar obsesionarse con cada etapa de los tratamientos. Otros, para evitar colocar todas las expectativas deciden emprender algún proyecto laboral o sumergirse en culminar alguna tarea pendiente.
Una estrategia será, antes de comenzar un tratamiento determinado, consultar con el equipo de profesionales sobre la frecuencia, tiempos y días para intentar en la medida de lo posible (pueden surgir contingencias) realizar un cronograma o planificación para evitar un estrés mayor al que se suele atravesar.
Ciertas preguntas se repiten: ¿el día de la transferencia embrionaria tengo que realizar reposo? ¿Si me muevo puedo perder la posibilidad de un embarazo? Los médicos especialistas no indican reposo durante los días denominados “beta espera”, salvo circunstancias muy específicas que así lo requieran. Pero en muchas ocasiones el usuario necesita tomarse un tiempo, una pausa para conectar con la situación especial.
Siempre será indispensable escuchar lo que cada uno desea e intentar llevarlo a cabo. Durante la “beta espera” se desaconseja quedarse en reposo o aislarse por mucho tiempo. En la medida de lo posible es importante realizar actividades que generen bienestar y aplaquen los pensamientos intrusivos sobre los posibles resultados. En caso de precisar licencia laboral será importante conocer los derechos laborales para poder hacerlos valer.
Otro contexto complejo es en relación a las personas que trabajan de modo independiente, las cuales tendrán que tomar decisiones y organizar los horarios y días, para que interfiera lo menos posible en su labor. Es decir, que habrá una adaptación y ajuste en función de los tiempos del tratamiento de fertilidad.
Una situación que suele ser dolorosa es escuchar comentarios desafortunados en relación a que las embarazadas disminuyen su capacidad productiva y creativa, lo que repercute en malestar e incomodidad. También se suelen escuchar frases como: “mejor el que no puede tener hijos; son un problema”. Estos comentarios vividos en silencio conllevan tristeza y angustia.
Lo que no podemos minimizar es el impacto que produce recorrer el camino de la reproducción humana asistida. La intervención y acompañamiento terapéuticos son fundamentales en esta etapa.
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