
Por qué las sardinas y anchoas pueden ayudarte a vivir más, según la ciencia japonesa
Un estudio en Japón reveló que consumir pescados pequeños como sardinas, anchoas o caballa puede reducir el riesgo de muerte temprana y cáncer en mujeres. Descubrí por qué estos alimentos simples son grandes aliados para tu salud hormonal, cerebral y ósea.
30 de julio de 2025 • 11:50

Por qué las sardinas y anchoas pueden ayudarte a vivir más, según la ciencia japonesa - Créditos: Getty
Durante años fueron ignorados, relegados o asociados a olores intensos. Pero hoy, los pescados pequeños como las sardinas, anchoas, caballa o arenques vuelven a ser protagonistas gracias a una combinación poderosa: alta concentración de nutrientes esenciales y baja carga tóxica.
Una investigación publicada recientemente en Public Health Nutrition revela que las mujeres japonesas que consumían este tipo de pescado entre una y tres veces por mes tenían un 32 % menos de riesgo de muerte temprana y un 28 % menos de riesgo de morir por cáncer.
¿Por qué estos pescaditos son tan potentes?

Por qué las sardinas y anchoas pueden ayudarte a vivir más, según la ciencia japonesa - Créditos: Getty
A diferencia de otros alimentos, estos peces suelen comerse enteros: carne, piel y espinas incluidas. Eso los convierte en una fuente concentrada de nutrientes clave para la salud femenina:
- Omega-3 DHA y EPA, ácidos grasos esenciales con efecto antiinflamatorio que protegen el cerebro, el corazón y la memoria.
- Calcio biodisponible, clave para fortalecer huesos y prevenir enfermedades como la osteoporosis.
- Proteínas completas, fundamentales para el sistema inmune, la masa muscular y la reparación celular.
- Selenio y yodo, dos minerales que mejoran el metabolismo, la función tiroidea y reducen el estrés oxidativo.
Además, al estar más abajo en la cadena alimentaria, acumulan menos mercurio y toxinas que pescados grandes como el atún o el salmón.
Comer mejor no tiene por qué ser complicado
En tiempos en que la longevidad se convirtió en un objetivo, muchas veces asociado al gasto en suplementos o rutinas extremas, estos hallazgos nos devuelven a lo esencial: la prevención empieza en el plato.
Incluir una o dos porciones por semana de pescados pequeños puede ser una estrategia poderosa para cuidar tu salud de forma accesible y sustentable.
¿Ideas fáciles para sumarlos a tu rutina?
- Sardinas en pan integral con palta y limón
- Anchoas en una ensalada fresca o una salsa casera
- Caballa en conserva con oliva y hojas verdes
Alimentar lo invisible
La longevidad no es una meta abstracta. Es poder vivir más años, sí, pero con energía, con lucidez, con deseo y con ganas de seguir creando. Para eso, hay que cuidar lo que no se ve: mitocondrias, microbiota, hormonas, ejes invisibles pero fundamentales en cada etapa del ciclo vital femenino.
Los pescados pequeños tienen una afinidad especial con nuestro cuerpo cíclico. Regulan la inflamación y modulan la respuesta inmunológica (clave en la fase lútea del ciclo menstrual), protegen huesos y sistema nervioso durante la perimenopausia y menopausia, y mantienen en equilibrio la mucosa intestinal, lo que influye directamente en la salud hormonal, inmunitaria y emocional.
Volver a lo simple
No se trata de comer perfecto, sino de elegir mejor. A veces, lo más nutritivo es también lo más sencillo. Y en ese camino, la comida real con historia, cultura y evidencia científica puede marcar la diferencia.
Sí, el secreto japonés cabe en una tostada. Y puede ser el primer paso para construir una salud más consciente, conectada y duradera.
Material consultado: https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC11148834/ una investigación publicada en Public Health Nutrition
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