
Terapia grupal: cuándo conviene elegirla y por qué
La terapia grupal es un espacio psicológico en el que compartir experiencias con otros se convierte en una herramienta de sanación. Conocé en qué consiste, cuáles son sus beneficios y cuándo puede ser una buena opción para tu bienestar emocional.
29 de septiembre de 2025

Terapia grupal: cuándo conviene elegirla - Créditos: Getty
La terapia grupal es una modalidad de tratamiento psicológico en la que un conjunto de personas, acompañadas por un profesional, se reúnen para trabajar en sus dificultades y fortalecer su salud mental. A diferencia de la terapia individual, aquí el grupo mismo se convierte en una herramienta poderosa: compartir experiencias, emociones y preocupaciones en un entorno cuidado y confidencial genera alivio, pertenencia y la posibilidad de aprender de la experiencia de los demás.
“Quienes participan descubren que no están solos. Al escuchar a otros, aparece un espejo donde reconocerse y sentirse comprendidos. Esa red de apoyo mutuo motiva, abre perspectivas y permite ensayar nuevas formas de comunicarse, ponerse en el lugar del otro y resolver conflictos”, explica la , licenciada en Psicología Luisina Ghersi.
Beneficios de la terapia grupal
Entre los beneficios de la terapia grupal se destacan el desarrollo de habilidades sociales, la construcción de vínculos más sanos y la transformación del malestar en aprendizaje compartido. Mientras que en la terapia individual el trabajo se centra en el vínculo paciente-terapeuta, en el espacio grupal cada integrante se convierte en interlocutor y testigo de los demás. “No busca competir con otras modalidades, sino ofrecer una respuesta distinta y necesaria frente a los malestares actuales, abordando el sentido de pertenencia y los lazos que nos conectan con otros”, detalla Ghersi.
La fuerza del grupo no se limita al momento de la sesión. Desde la infancia, nuestra identidad se construye en relación con los demás: primero con quienes nos cuidan, luego con los pares en la escuela o el club. El psiquiatra y psicoanalista Enrique Pichón-Rivière lo expresó claramente: “el sujeto no está aislado, sino inserto en una trama vincular”. Así, en la terapia grupal, lo que cada persona trae y pone en palabras frente a otros se transforma. El grupo funciona como un entramado vivo, una red en movimiento donde cada gesto, silencio o palabra impacta en los demás y genera nuevas formas de comprenderse y de vincularse.
En definitiva, la terapia grupal ofrece un espacio donde lo individual se enriquece en interacción con otros. Tal como ocurre en las primeras etapas de la vida, la mirada del otro se convierte en motor de cambio: nos ayuda a narrarnos de nuevo, a revisar viejos ecos y a abrir caminos hacia proyectos y formas más saludables de habitar nuestra historia.
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