¿Cambios en el certificado único de discapacidad?
El Senado aprobó 2 leyes que buscan mejorar la situación de las personas con discapacidad en diferentes ámbitos. Aquí Dani Aza nos cuenta qué cambios traen y por qué son importantes.
17 de octubre de 2023 • 11:02
Nuevas leyes que integran a las personas con discapacidad. - Créditos: Getty
Cuando hablamos de modificaciones y adaptaciones que necesitamos en el camino hacia una verdadera inclusión, no podemos dejar de aludir a las políticas que hacen posible y viable esas transformaciones. Hace unas semanas las personas con discapacidad nos vimos alcanzadas por 2 leyes que celebramos: por un lado, una ley que facilita la tramitación del Certificado Único de Discapacidad (CUD) y, por otro, la Ley de Diagnóstico Humanizado para personas con síndrome de Down. Ambas resultan de una lucha constante para reconocernos como sujetos de derecho. Pero, ¿cuál es su relevancia?
En primer lugar, necesitamos recordar que el Certificado Único de Discapacidad (CUD) consiste en un documento público que permite acceder a distintas prestaciones y que es fundamental para toda persona con discapacidad porque reconoce sus derechos como tal. Sin embargo, su tramitación fue históricamente engorrosa y tediosa y sujeta a una renovación según un tiempo estipulado acorde a cada caso.
La burocracia en torno a este trámite, la falta de capacitación y formación, así como el desconocimiento de las implicancias que conlleva una discapacidad fueron los principales factores que incidieron en esto y que hicieron necesaria una modificación y modernización del circuito. Esta es una demanda que el colectivo de las personas con discapacidad viene reclamando históricamente, especialmente insistiendo en casos de discapacidad permanente que no necesitan de renovación como, por ejemplo, personas con síndrome de Down o distintos tipos de discapacidad motriz.
Por eso, esta nueva ley no solamente contribuye a la simplificación de los pasos necesarios para la obtención del CUD sino que facilita una dura instancia para las personas con discapacidad y nuestras familias que, mediante este documento, nos vemos obligadas a ser señaladas por una sociedad que aún no está preparada para recibirnos. Y el CUD lo que supone es una reiteración y recordatorio constante de nuestra situación.
La Agencia Nacional de Discapacidad (Andis) será la encargada de su actualización conforme la concepción dinámica de la discapacidad dispuesta por la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Además de la eliminación de la fecha de vencimiento (la cual será evaluada caso por caso), esta nueva ley trae cambios significativos: desburocratizar el trabajo de las Juntas de Certificación, la aplicación de un sistema de actualización mediante alertas y, según el “Plan de Promoción, Mejoramiento y Fortalecimiento de la Certificación de la Discapacidad" creado por el organismo, la implementación de herramientas tecnológicas y la capacitación de los profesionales involucrados en el proceso de asignación.
Así como estos cambios promueven una lógica de la discapacidad diferente a la actual con foco en nuestros derechos, la Ley de Diagnóstico Humanizado aprobada, y solicitada por la Red de Familias de Personas con Trisomía 21 (Red T21), también implica un avance hacia el acompañamiento y contención de las personas con discapacidad y sus familias.
Generalmente, recibir un diagnóstico es planteado como una “desgracia”, una “mala noticia” o una sentencia estableciendo un panorama desalentador y confuso sin ofrecer una perspectiva humana y empática que brinde información. Las familias que los reciben frecuentemente se encuentran muy desolados ante la incertidumbre y desconsuelo. Es así que el diagnóstico humanizado tiene que ver con que los profesionales cuenten con un protocolo adecuado sobre cómo informar a las familias para que su primer acercamiento no tenga que ver con el rechazo de la circunstancia, sino con abrazarla con menos dolor y mayores certezas e información.
Disponer de datos fiables, ofrecer mayor capacitación en un modelo social de la discapacidad y sensibilización, la generación de una articulación con asociaciones especializadas, la difusión de los derechos son algunos de los cambios que propone esta ley que, esperamos, pueda extenderse hacia otro tipo de diagnósticos y situaciones similares para que realmente todas las familias puedan atravesar un diagnóstico desde la aceptación y el amor hacia ese hijo o hija que no esperábamos pero que merece nuestro abrazo.
Una vez que ambas leyes sean aplicadas podremos obtener información más precisa sobre cómo se accionará en cada punto.
Sin dudas, queda mucho por delante. Por ahora, tal vez basta celebrar los pequeños grandes cambios que nos acercan a un mundo donde, por fin, podamos cambiar la mirada de la discapacidad hacia otra más humana, amorosa e inclusiva.