
Después de 17 años, Sole Simond se despide de OHLALÁ!: "Me voy con el alma llena”
Después de casi dos décadas en OHLALÁ!, Sole Simond comparte una carta íntima y poderosa sobre el cierre de una etapa, el valor de lo construido y la apertura hacia un futuro en blanco.
5 de agosto de 2025 • 13:50

Sole Simond se despide de OHLALÁ! - Créditos: Gaspar Kunis
Desde hace varios meses, tengo este pensamiento: “Este va a ser uno de los últimos editoriales...”, “es el anteúltimo editorial...”, hasta llegar a este: el editorial definitivo, porque desde este mes dejo la dirección de OHLALÁ!, después de 17 años en la marca. Y la decisión, te imaginarás, no fue fácil. Hace algunos años que vengo pensando que necesito un salto cuántico, algo que despabile mis sueños y proyectos, salirme del rumbo prefijado, para arriesgarme a un sendero desconocido pero lleno de señales.
Como en todo duelo, pasás por todas las etapas: la negación (“esto no está pasando”), el enojo (“me quiero ir a la miércoles”), la aceptación (“esto es lo mejor para todos”), la tristeza (“esto es tan significativo para mí, lo voy a extrañar”), todas atravesadas por una fuerza vital que no te deja retroceder.
Hace unos meses, mi papá, que conocía los entretelones de mi decisión enmarañada, me dijo: “Hija, el duelo ya pasó”. Y su determinación, con esa simplicidad que trae la acción, me hizo finalmente decir: “OK, llegó el momento”. A esta altura, ya no tiene tanto que ver con la tarea –después de haberlo dejado todo–, sino con las personas.
En OHLALÁ! quedan compañeras del camino, aliadas fundamentales en tantos años de vida compartidos. Los movimientos trascendentales, como dejar algo que te hizo muy feliz, te invitan a pensar qué integraste de la experiencia. Con esa certeza avanzo, son ya 21 años en La Nación, de una filosofía de vida, de crear productos, de hacer sinergia entre áreas, de encontrar la oportunidad en la crisis, de generar ingresos, y también de inventar mi patio de juegos.
Me llevo tantas habilidades y recursos, y en mi corazón, el equipo que supimos construir, que fue cambiando, pero siempre mantuvo la misma esencia. Y me gustaría tomarme un parrafito para agradecerles: Gaspar Kunis, Vero Dema, Romi Salusso, Herni Moreno, Juli Yantorno, Gise Regal, Belu Sanagua y Juli Fernández, el equipo que hace que venir a trabajar sea siempre inspirador y divertido, que se sienta como una familia. Euge Castagnino, qué decirte, desde hace 17 años compartimos día a día la fortuna de crear y crecer juntas, sos un faro para este equipo, seguí brillando. Agus Vissani, siempre fuiste mi gran aliada, no hubiera sido posible llegar hasta acá sin tu temple, amorosidad y confianza. OHLALÁ! queda en manos de un equipazo, y me entusiasma ver -ahora como testigo- los próximos pasos de una marca que siempre supo abrirse camino y brillar.
Tere Elizalde, mi jefa, mi mentora tantas veces en los caminos sinuosos de la corpo, gracias por acompañarme y cuidarme siempre. José Del Rio, gracias por tu mirada atenta y darme la seguridad para dar el salto. Gracias a todos los amigos y compañeros que me hice en estos años de trabajo que se sienten como una vida.
Y gracias a vos, que estás leyendo esto, que celebraste cada espacio de identificación y que aportaste desde tu lugar para que OHLALÁ! se mantenga vigente y sea hoy la revista femenina que revolucionó el mercado, la única que sigue en los kioscos y se volvió su propio multimedio.
“Gracias” queda chico, me voy con el alma llena, tan en paz, tan feliz, tan confiada de lo que viene, aunque sea un interrogante aún. “¿Qué vas a hacer ahora?, ¿qué proyecto te espera?”, me preguntan por los pasillos conociendo mi perfil un tanto hacedor, y por primera vez en mi vida no lo sé: “Voy a hacer vacío”, respondo. Y lejos de que me gane la ansiedad, me siento muy entusiasmada de permitirme, después de haber sido una máquina de trabajar, una hoja en blanco.
Abrazote fuerte y nos vemos pronto.
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