
Micromachismos: las violencias cotidianas que aún cuesta ver y 5 modos de detectarlas
Son gestos, frases o silencios que parecen inofensivos, pero sostienen desigualdades de género. Georgina Sticco, directora de Grow–género y trabajo, explica cómo reconocer estos micromachismos y por qué nombrarlos es clave para transformarlos.
6 de octubre de 2025 • 10:54

El mansplainning es un micromachismo que antes o después siempre experimentamos las mujeres - Créditos: Getty
Hay violencias que son más difíciles de identificar, dado que no son físicas. A veces se esconden en una frase, un gesto, un silencio incómodo. Se trata de microagresiones: interacciones breves, aparentemente inocentes, que transmiten desprecio o discriminación hacia una persona por pertenecer a un grupo social. Son “micro” no porque su impacto sea pequeño, sino porque son sutiles, naturalizadas, y por eso mismo nos cuesta identificarlas.
Cuando esas microagresiones se apoyan en las desigualdades de género, hablamos de micromachismos. Esos comentarios que nos atraviesan a todas las personas, muchas veces sin que los notemos, y que refuerzan la idea de que lo masculino tiene más valor que lo femenino. Este concepto fue analizado por Luis Bonino, al identificar un patrón de comportamiento en parejas heterosexuales.
En nuestra Guía práctica de micromachismos: para reconocer y no morir en el intento abordamos estos comportamientos en los entornos laborales, y los organizamos en 5 categorías, para visibilizar cómo se repiten en distintos ámbitos.
5 categorías para visibilizar los micromachismos
1. Vinculado a la maternidad
Ante la idea de que todas las mujeres quieren ser madres, aparecen una serie de mensajes que hacen referencia a cómo la prioridad debería dejar de ser el trabajo, o se asume que todas las mujeres, en algún momento, van a querer ser madres. Por ejemplo, el micromachismo “Tic Tac Maternidad” se traduce en preguntas en entrevistas de trabajo (“¿cuándo pensás tener hijxs?”) o en evaluaciones de desempeño que descartan a mujeres jóvenes “porque seguro se embarazan”.
2. Vinculado a la capacidad
En “EllaNoFit” se esconde la idea de que una mujer no encaja en un rol de liderazgo. Se la descarta para dirigir equipos o proyectos con argumentos que en realidad reproducen estereotipos: su tono de voz, su falta de autoridad, o la simple creencia de que “no la van a respetar”. La no elección no se basa en sus capacidades sino en el entorno, el que no se trata de cambiar.
3. Discriminación inconsciente
Es muy común, en algunas disciplinas, encontrarnos con paneles completamente masculinos, a esto lo llamamos “Varonel”. La excusa es siempre la misma: “no había mujeres especialistas en el tema”, lo cierto es que no se las busca con empeño. Así se refuerza la idea de que el conocimiento es, sobre todo, masculino.
4. Discriminación consciente
El “Mansplaining”, de los más conocidos, es un ejemplo claro: un varón le explica algo a una mujer de forma paternalista, incluso cuando ella es la especialista en el tema. Ocurre en reuniones de trabajo, conferencias o conversaciones cotidianas. El mensaje es el mismo: yo sé más..
5. Cofradía masculina
Las semanas anteriores, con el caso de Cordera, estuvimos todas y todos presenciando el “Mutismo selectivo” el problema no es lo que se dice, sino lo que no se dice. Es cuando los varones callan ante un comentario sexista para no confrontar a otro varón. Ese silencio valida el chiste, la burla o la descalificación, y permite que siga circulando.
Los micromachismos no son anécdotas aisladas. Son mecanismos que reproducen desigualdades estructurales. Su poder radica en lo invisible: como se disimulan en la cotidianeidad, se vuelven difíciles de cuestionar. Pero nombrarlos es un acto político. Porque lo que se nombra se ve, y lo que se ve puede transformarse.
SEGUIR LEYENDO


Agus Cabaleiro: “La publicidad y la moda siguen siendo machistas y excluyentes”
por Agustina Vissani y Euge Castagnino

Por qué los crímenes narcos contra mujeres son femicidios
por Agustina Kupsch

Triple femicidio en Argentina: no queremos más excusas ni violencia naturalizada
por Georgina Sticco

Del voto femenino a la igualdad pendiente: lo que falta para la paridad real
por Georgina Sticco
