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 • Opinión

Tribu para maternar: cómo nadie entiende a una madre como otra madre

En una nueva columna, Jose de Cabo habla sobre la 'soledad rodeada de personas' que una madre puede experimentar y con esto, el enorme valor que tienen las tribus para maternar.


El valor de la tribu al maternar.

El valor de la tribu al maternar. - Créditos: Getty.



“Cuando tengas tus hijos vas a entender” me decía mi mamá. Me molestaba tanto, pero tanto. ¿Qué era tan diferente que no podía entender en ese momento pero sí lo haría una vez que tuviera hijos? ¿Qué era tan especial de la secta de las madres que sólo ellas podían comprender algunas de las cosas que sucedían en la vida? ¿Acaso me estaba acusando de ser poco empática? Hasta que nació mi primera hija. En el momento que nace tu primer bebé sucede algo mágico, que es pasar de ser hija a ser madre. En un clicc (y muchas contracciones, pujos y dolor) te cambia la condición -y la vida, claro- para siempre.

Una semana después, le dije a mi mamá que ella tenía razón, que ahora sí entendía un montón de cosas que antes no podía. Entendí lo que es estar dispuesta a dar la vida por otro ser humano. Entendí lo que es un corazón destruido por el sufrimiento de otro corazón. Entendí la necesidad de proteger a otra persona de absolutamente todo lo malo que le pueda suceder. Entendí el dolor de recibir miradas cargadas de enojo (de odio prácticamente). Entendí la dicotomía permanente entre ser yo y ser completamente para y por otro. Eso solo la primera semana (bueno, la mirada de enojo no, pero lo demás sí). Sigo entendiendo, aprendiendo y pidiéndole perdón a mi mamá por cosas que hice sin maldad pero que hoy entiendo que la lastimaron profundamente.

La soledad aún rodeadas de gente

Sí, la secta de las madres es especial y sabe cosas que el resto de los humanos no sabe. Por eso hay cosas en las que solo nos puede entender otra mamá. Por eso es tan importante tener red de apoyo, tribu, sostén. Porque la maternidad puede ser muy solitaria, aún rodeada de personas. Si esas personas no son otras madres, es probable que no comprendan ni la mitad de las cosas que nos suceden o que sentimos, aún cuando tengan las mejores intenciones y niveles altísimos de empatía en sangre.

Es muy difícil explicar el sentimiento de culpa que nos genera cuando nuestro bebito no se prende bien a la teta, o cuando no sube de peso con nuestra leche (¿darle fórmula? ¿no soy suficiente? Puñal al corazón).  ¿Cómo se explica el peso que cargamos sabiendo que hay un pequeño humanito que depende 100% de nosotras, de nuestro cuerpo, para su existencia? O la dificultad de sostener un límite cuando recibimos miradas (y a veces palabras) de verdadero odio. O la dicotomía constante entre nuestro personaje mamá y nuestra persona anterior.

Ojo, no estoy diciendo que no existe la empatía. Claro que existe. “Ponerse en el lugar del otro”, etcétera. Y hay seres extremadamente empáticos que logran acercarse mucho a imaginar lo que vive una mamá. Pero (y me disculpan la insistencia), nadie en el mundo puede comprender a una mamá como otra, porque la experiencia de la maternidad es única e inigualable.

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