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Hacer el duelo de la mujer que eras: ¿cómo cambia la vida al convertirte en madre?

Cuando sos madre, necesitás hacer el duelo de la mujer preexistente a la maternidad. Se trata de un duelo silencioso. Claves para abordar ese camino.


Hacer el duelo de la mujer que eras antes de ser mamá: claves para salir adelante.

Hacer el duelo de la mujer que eras antes de ser mamá: claves para salir adelante. - Créditos: Getty



Freud refiere que el duelo es la reacción de un sujeto a la pérdida de una persona amada, de una idea o de un proyecto cuyo valor y significación son importantes para el sujeto.

¿Por qué se habla tan poco del duelo que transita toda mujer al convertirse en madre? ¿Es el silencio el único modo de transitarlo? 

Convertirse en madre requiere de múltiples desafíos, más allá de haber elegido ser madre, de tomarlo como un proyecto de vida, de informarse sobre los cambios físicos y emocionales propios de la gestación y de tomar conocimientos sobre las transformaciones insondables que se generan, se tendrá que dar paso a la nueva identidad, que siempre resulta ser única y singular.

Desde lo familiar y/o social se suelen recibir comentarios tales como: “¿Por qué te quejás si querías ser madre?”, lo que provoca un sentimiento de culpa y por lo tanto un silencio en torno a lo que se siente y “se pierde” a partir de la maternidad. 

Aún hoy la sociedad continúa romantizando la maternidad, privando a las mujeres/madres de comprender y transitar los cambios trascendentales que dicho rol conlleva. 

Como profesionales de la salud mental es imprescindible distinguir entre los procesos patológicos y los normales. Con nuestra formación deberíamos ser capaces de brindar respuestas oportunas frente a los escenarios actuales, que implican un cambio de paradigma en torno a los cuidados, modos de crianza y parentalidades.

 

Aquí cabe destacar que la mujer que decide ser madre presenta otras facetas importantes, tales como la laboral y/o profesional, es decir, un deseo más allá del ser madre. Antiguamente se sostenía el mito mujer igual a madre, sin cuestionarse el deseo o la existencia del “instinto maternal”, dejándose llevar por lo biológico y cultural. Hoy en día, se pueden cuestionar esos mandatos socio-culturales para darle lugar a la elección, sin que la maternidad sea un destino “obligado”.

La mujer que se convierte en madre atravesará modificaciones tanto físicas como psíquicas, que requieren de adaptación al nuevo rol, como así también aceptación y adecuación a las nuevas tareas y responsabilidades. 

Gran cantidad de pacientes refieren sentir mucho miedo al ser conscientes de la gran “carga” y responsabilidad que implica ejercer el maternaje. 

Y no está bueno negar, porque todo lo que durante el embarazo se “negó” irrumpe y deja caer lo idealizado para darle lugar a la realidad. Esta ecuación compleja requiere de un tiempo subjetivo, de empatía y por supuesto de contención.


La sociedad, en muchas ocasiones, dificulta esos procesos, que implican una “conciliación progresiva” entre las diferentes facetas y un reconocimiento de la nueva identidad. 

Estos dilemas son mucho más frecuentes de lo que se cree y es necesario que la mujer logre reconocerse en las diferentes emociones, que pueda indagar en su mundo interno para así poder establecer o modificar lo necesario, para protegerse y cuidar el vínculo con su hijo. 

Si las exigencias son demasiado “pesadas” obstaculizarán la saludable vinculación entre madre-bebé. Conocer las dualidades de cada etapa podrá colaborar en la construcción de la nueva identidad maternal. 

 

Se suele invisibilizar “el duelo a la panza”, que muchas gestantes presentan luego del nacimiento. Se le brinda a la embarazada cuidados que luego son relegados, porque se pone el foco en el recién nacido. Las madres relatan que se sienten desvalidas, incomprendidas y vulnerables; sumado a lo hormonal del posparto que tiene un impacto en lo emocional. Por lo tanto, contar con información sobre cada etapa es sustancial para cuidar la salud mental de la familia.

 

Otra situación que suele ser experimentada como de “pérdida” es la del “bebé ideal”, para dar lugar al bebé real, que involucra disponibilidad, fatiga y entrega. 

Un enfoque que será valioso de describir es sobre el rol en la familia de esa mujer devenida madre, que pasará de ser hija a ser madre, cambios que se suelen negar y que pueden conllevar  malestar subjetivo. También se producirán modificaciones relevantes en torno a la pareja, de modo que sus integrantes requerirán más comunicación, paciencia y comprensión mutua para evitar descuidar el vínculo amoroso y/o parental. 

La apuesta será ir más allá de la propia historia, creando la propia configuración y forma de maternar; sin dejar de lado a la mujer preexistente a la maternidad.
Será elemental poner palabras donde habita el silencio.

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