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Valeria Sol Groisman, en su novela Vantablack, habla de deseo y amistad con humor y rebeldía

Con su estilo lúcido y provocador, la escritora Valeria Sol Groisman explora cómo la fragilidad, los vínculos rotos y los momentos oscuros pueden transformarse en fuerza y esperanza. Una entrevista con la autora.


Valeria Sol Groisman, en su novela Vantablack, habla de deseo y amistad con humor y rebeldía

Valeria Sol Groisman, en su novela Vantablack, habla de deseo y amistad con humor y rebeldía - Créditos: Gentileza PH Alejandra López



¿Qué pasa cuando la oscuridad más profunda se convierte en la oportunidad de volver a brillar? En su segunda novela, Vantablack (Gata Flora Editorial), Valeria Sol Groisman se atreve a correr los límites de lo que solemos asociar con la vejez.

La trama es atrapante: dos amigas de más de ochenta años se enfrentan después de una noche tan catártica como descontrolada, donde los hongos alucinógenos, las obsesiones artísticas y los rencores escondidos terminan saliendo a la luz. El resultado es un relato audaz y profundamente humano sobre el deseo, la culpa, la traición y la necesidad de ser vistas, incluso cuando el mundo parece haberse olvidado de nosotras.

Esa es la trama con la que Valeria Sol Groisman nos sacude en Vantablack, una novela luminosa que se mete de lleno en lo que muchas veces se evita: la dignidad y el deseo en la vejez, el colapso de vínculos entrañables y la necesidad —tan humana— de seguir brillando.

Groisman, periodista y autora de Barullo, vuelve con una historia audaz y profundamente humana, donde lo absurdo y lo tierno conviven. En diálogo con OHLALÁ! habla sobre el arte, la amistad, el humor y esa oscuridad que, lejos de apagarlo todo, puede convertirse en chispa de nuevas formas de vivir.

Valeria Sol Groisman, en su novela Vantablack, habla de deseo y amistad con humor y rebeldía

Valeria Sol Groisman, en su novela Vantablack, habla de deseo y amistad con humor y rebeldía - Créditos: Gentileza PH Alejandra López

- El título Vantablack alude al pigmento más negro del mundo, pero también a un estado emocional. ¿Qué simboliza en tu novela?

- El Vantablack me sirvió para pensar la pérdida de sentido en un mundo donde la productividad parece ser el único objetivo. Me pregunté qué le pasa a una artista que siente un bloqueo tan grande que deja de crear. Para mí, la oscuridad también tiene la potencialidad de la esperanza. Mucho de lo que nos pasa es cuestión de percepción.

- La historia empieza con una carta dirigida a una jueza. ¿Por qué elegiste ese recurso tan íntimo?

- Me costó decidirlo, porque hoy ya casi nadie escribe cartas. Pero Raquel, la protagonista, pertenece a una generación para la cual escribir era un modo de intimidad y paciencia. Me gustaba la idea de que el lector se metiera en ese mundo privado, como si abriera una ventana indiscreta.

- Raquel es un personaje octogenario, lúcido y frágil a la vez. ¿Cómo trabajaste esa voz?

- Quería que no respondiera al estereotipo de ‘abuela’ o ‘jubilada’. Me molesta mucho esa mirada reduccionista. Raquel se permite mostrarse vulnerable, pero también irónica, genuina y deseante. Una mujer que ya no quiere actuar un guión ajeno.

Vantablack (Gata Flora Editorial)

En Vantablack (Gata Flora Editorial), Valeria Sol Groisman se atreve a correr los límites de lo que solemos asociar con la vejez. - Créditos: Gentileza PH Alejandra López

 

- El disparador es una cena con hongos alucinógenos. ¿Qué buscaste explorar con ese detonante?

- Me interesaba pensar cómo una sustancia puede alterar percepciones, recuerdos y vínculos. Y también me fascinó investigar el mundo fungi y cómo los hongos funcionan en red, algo que dialoga con la propia trama: las amistades, las traiciones y la manera en que nos conectamos.

- La amistad entre Raquel y Beba, que se rompe tras décadas, es central. ¿Qué quisiste contar sobre la amistad cuando envejece?

- No creo en las amistades como vínculos inquebrantables. Son relaciones dinámicas, a veces funcionales, otras desgastadas. Me interesaba mostrar que también pueden quebrarse, y que de ese derrumbe nace el conflicto literario, la trama.

- ¿Qué descubriste al narrar desde la vejez sobre deseo y dignidad?

- Que la solemnidad que le atribuimos a los mayores es una pavada. Recuerdo a una mujer mayor que me dijo: ‘nosotros también queremos irnos de joda’. Eso me marcó. No quería personajes acartonados, sino vitales, con deseo, con rabia, con humor.

 

- Hablás mucho del humor como forma de resistencia.

- El humor es lo único que nos salva. Y en la vejez, donde el cuerpo y la memoria cambian, es aún más necesario. No veo otra manera de transitar esa etapa sin risa.

- En definitiva, ¿qué significa para vos “seguir brillando” en la última etapa de la vida?

- Tiene que ver con seguir haciendo lo que nos da plenitud, pero también con el derecho a seguir siendo mirados y escuchados. Vivimos en una sociedad que niega la vejez y la vuelve invisible. Yo quise correr esa mirada y devolverle dignidad y deseo.

Por Andrea Albertano, gentileza para OHLALÁ! @andreaalbertano

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