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Reconvirtió su infancia de violencia en un trabajo que da vida: "Mi papá era violento y mi mamá no hablaba del tema"

Creció en una familia en donde la violencia era cosa de todos los días pero, gracias a su profesión, pudo superarlo. Hoy ayuda y acompaña a miles de embarazadas.


María Villarreal sufrió la violencia de su padre de chica y hoy es licenciada en osbtetricia

María Villarreal sufrió la violencia de su padre de chica y hoy es licenciada en osbtetricia



Tuve una infancia donde la pasaba mal. Mi papá era violento y mi mamá no hablaba del tema. Le tenía mucho miedo a la muerte de chica y aún siento dolor, cuando recuerdo la angustia por las noches”, confiesa María Villarreal. Tenía muchos miedos y pesadillas. La tensión de lo que ocurría en su casa, hacía mella en su cuerpo, aunque los episodios de violencia nunca fueran hacia ella. Ya de grande el miedo a la muerta la acompañó muchos años, aunque al principio no identificara de dónde venía. “Al ir a terapia, el psicólogo me dijo que cuando yo empezara a hacer lo que realmente quería se me iba a ir ese miedo. A mí me pareció medio ridículo en ese momento”, recuerda María.

Vocación de sanar

Al terminar el colegio, no sabía qué estudiar. Le gustaban antropología, literatura, filosofía, medicina. Si bien lo que más le interesaba eran las ciencias médicas, no quería estar tan en contacto con la enfermedad. “Empecé a leer un poco más sobre la Licenciatura en Obstetricia. Me di cuenta de que era acompañar la vida y fui por ese camino”, nos confiesa María que hoy, además de ejercer, es docente.

Fue en terapia también que descubrió que esa elección estaba ligada a que ella misma necesitaba una gran dosis de vida y de felicidad para renacer: “Pude acompañar a un montón de mujeres y eso me hizo perder el miedo a la muerte que tanto tenía. Descubrí una luz en mí y a mi alrededor que en su momento no veía. Además pude empezar a hablar sobre lo que me pasaba y hablar es sanador”, nos contó.

El camino no fue fácil. Aún después de haberse recibido fue un proceso largo, ya que la forma en que ella quería trabajar no cuadraba con un sistema de salud tradicional, armado y constituido. “La primera vez que vi un parto vaginal le dijeron a la mujer: esto fue peor que carnear una vaca. Fue tremendo. La mujer no lo vivió bien entonces y yo tampoco”, nos explica.

Aunque esa primera experiencia en la residencia la hizo replantearse su vocación, siguió adelante. Con el tiempo, encontró espacios e instituciones más empáticos y relacionados a los modos en que ella quería trabajar. Hoy María trabaja en el Hospital Público Doctora Cecilia Grierson, en Villa Soldati, y además da talleres para embarazadas y puérperas.

Desde su cuenta de Instagram, la partera acompaña a miles de mujeres embarazadas

Desde su cuenta de Instagram, la partera acompaña a miles de mujeres embarazadas

El poder de la palabra

Un profesor de la facultad una vez le preguntó a la clase cuál era la principal herramienta de la obstetricia. Todos respondieron que las manos. Pero la respuesta correcta era la palabra. “Empecé a utilizar muchísimo la palabra y a ver de qué manera acompañar procesos, dar información, tranquilidad o alarmar, en los casos necesarios. Siempre trabajé en hospital público y hay personas que no han terminado la escuela primaria, así como otros con posgrados. Entonces tenía que ver el camino para la mejor utilización de la palabra para cuidar. Porque uno puede trabajar muy bien con las manos, operar muy bien y tener muy buena técnica, pero si no sabe explicar, dónde queda la prevención y el cuidado de esa persona hacia sí misma”, afirma María.

Además, ella busca acompañar trabajos de parto con las menores intervenciones posibles. “Si bien como residente estaba metida en un sistema y estaba aprendiendo de profesionales bastante intervencionistas, de a poco pude buscar cómo favorecer los derechos de las mujeres. Yo creo que mi infancia me ayudó a ver las maneras más perspicaces o audaces para poder hacer prevalecer ciertos derechos o necesidades”, sostiene.

María también creó una cuenta de Instagram para poner en esa herramienta fundamental. “Originalmente quería difundir un cuaderno del embarazo que había creado. Pero después me di cuenta que tenía muchísimas ganas de hablar, difundir e informar sobre un montón de cosas”, explica. Con cerca de cincuenta y cinco mil seguidores, a través de sus posteos busca con los temores, las necesidades, los intereses y los reclamos de las embarazadas, parturientas y puérperas. “La información que doy ofrece tranquilidad. Hay mucha información falsa en redes sociales y yo dejo muy claro qué está validado científicamente y qué no. Además, trato de que en la comunidad haya intercambio. Las embarazadas necesitan estar juntas, compartir experiencias, porque se entienden más que nadie”, concluye.

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