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Habitudes: decálogo de actitudes poderosas para este fin de año

Usamos este neologismo, Habitudes, para armar un decálogo de actitudes poderosas para este fin de año.


habitos-buenos-abre.jpg - Créditos: Getty



Habitudes: usamos este neologismo para desarrollar nuestro decálogo de actitudes poderosas para este fin de año. Evitar la queja, abrirse a la aventura, despertarse temprano, entre otras. Un recorrido por estos consejos con la intención de andar juntas y con bienestar.

Evitar la queja 

Aprendimos de chicas a quejarnos, es nuestra manera de llamar la atención. Pero el circuito de la queja profundiza el surco de la carencia y la ingratitud y nos deja emocionalmente drenadas. ¿Resuelve algo?, ¿cómo me quedo después?, ¿es agradable estar al lado de alguien quejoso? Esto no significa que a veces no haya que levantar nuestra voz, pero solemos quejarnos demasiado.

Cuando vemos que se empieza a gestar el germen de la queja, funciona llamarse al silencio y observar las emociones. Y después, darle lugar a preguntarte: ¿cómo convertir la queja en algo productivo?

Abrirse a la aventura 

La inercia es quedarnos en la zona de confort, en los espacios conocidos y sin riesgos. Una habitud ideal para resetear nuestras habilidades y energía es decirles que sí a las cosas nuevas. ¿Hacemos un trekking de montaña? Sí. ¿Vamos a un fiestón aunque no conozca a nadie? Sí. ¿Nos animamos a viajar solas? Sí. ¿Doy esa charla que me pidieron?

Sí. Cada una sabe dónde tiene que dar el salto cuántico, pero, mantener el “dale, vamos” a flor de piel nos ayuda a despabilar el statu quo y darnos espacio para seguir desarrollándonos.No hay nada más aburrido que un adulto que se olvidó de aprender, jugar, animarse, equivocarse, hacer el ridículo. 

Despertarse tempranito 

Con el calorcito es más fácil, porque cuando a las 7 es de noche, ¡qué difícil salir de la cama! Pero eso también es una actitud: suena el despertador y me levanto. No porque estés en la academia militar, sino porque sacudirnos la modorra afecta la energía de todo el día.

Si generamos un hábito de no remoloneo, podemos ganar tiempo para tener un rato de escritura o meditación, entrenar un rato, trabajar en un proyecto personal, salir a caminar, desayunar tranquilas, en vez de hacer todo a las apuradas. Es solo cambiar el chip y levantarse. La mejor manera de ganarle horas al día.

Descansar durante el día

Llegás arañando al final del día, y cuando podés dormir, muchas veces tu mente sigue agitada y cuesta. Uno de los factores del insomnio es que la velocidad de nuestro día se acelera más y más. Entonces, cuando es tiempo de parar, no podemos entrar en la quietud.

La clave es hacer del descanso un recurso de todo el día, se puede frenar después de dos reuniones seguidas, salir a dar una vuelta, tomarse unos mates mirando la ventana, recostarse 15 minutos si es posible, hacer unos estiramientos, hacer algún llamado que sea amoroso y liviano.

No somos máquinas, todo lo que nos invite a un modo más blando sirve para hacer el día más llevadero y encontrar un ritmo más propio. 

Elogiar

¿Qué querés ponderar hoy? Esta pregunta nos permite habitar espacios más expansivos con quienes nos rodean. Muchas veces tiene que ver con agradecer un gesto, cerrar una reunión con un feedback positivo, llamar a una amiga que sabés que lo dio todo en un desafío, elogiarle a un compañero el avance en un nuevo proyecto, admirar el logro de unos amigos que acaban de mudarse.

Deshacete en elogios. Hoy estamos en una cotidianeidad tan áspera que un mimo es súper necesario. Esa cultura de apreciación genera climas laborales más armoniosos y confiados, momentos familiares más amorosos, relaciones más alegres y profundas. ¿Y de vos? ¿Qué te gustaría ponderarte? Al cerrar el día, date una palmadita por algo hermoso.    

No suponer lo que no sabemos

Es clave darle espacio a la vida sin anticiparte. Todo el rato inferimos: Fulanito dijo esto por tal cosa, Menganito hizo lo otro por tal otra, debe estar enojado por lo que pasó, me miró con mala cara porque no le gustó mi comentario, etc. Nuestra mente no para, y como no se banca no entender, rellena con sus propias interpretaciones.

La vida es impredecible, y generalmente nuestras suposiciones no eran correctas. En cambio, podés preguntar: ¿estás bien?, ¿algo te enojó?, ¿querés que conversemos de lo que pasó? Hay tantas maneras de darle voz al protagonista en vez de convertirlo en un personaje de nuestra telenovela mental... Y si vas a suponer, suponé lo mejor.

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