
Qué significa la verdadera grandeza: cómo descubrir y desplegar tu potencial, según una experta
La coach Mariela Álvarez Gelves (@coachmagelves) explica por qué la grandeza no se mide en fama ni reconocimiento, sino en autenticidad, propósito y en la valentía de animarnos a vivir desde nuestra esencia.
29 de septiembre de 2025 • 15:07

Qué significa la verdadera grandeza: cómo descubrir y desplegar tu potencial, según una experta - Créditos: Getty
¿Alguna vez te detuviste a pensar en el verdadero significado de la grandeza?, se pregunta la coach Mariela Álvarez Gelves (@coachmagelves). Muchas veces la asociamos con fama, poder o reconocimiento. Sin embargo, ser grandes no tiene que ver con ser vistas por todo el mundo, sino con vivir en coherencia con nuestra esencia y poner nuestros talentos al servicio de algo más grande que nosotras mismas.
Señala que cada persona nace con un potencial único. Algunas lo expresan en escenarios internacionales, otras en pequeños gestos cotidianos que nadie ve, pero que tienen un impacto profundo. La verdadera grandeza no se mide en aplausos, sino en autenticidad y propósito.
Una frase que cambió una mirada
Hace años, durante una exposición de Pablo Picasso en el Centro Cultural Borges, Mariela Álvarez Gelves leyó una frase atribuida a la madre del pintor que la marcó para siempre:
“Si Pablo hubiese sido político, sería presidente.
Si hubiese sido sacerdote, sería Papa.
Sin embargo, fue pintor, y fue Pablo Picasso.”
Estas palabras le revelaron dos cosas fundamentales: la mirada amorosa de una madre que supo reconocer la grandeza de su hijo, sin importar la forma que tomara, y la importancia de descubrir y abrazar nuestro propio talento, sea cual sea el ámbito donde lo expresemos.
No se trata de la profesión que elegimos, sino de quiénes decidimos ser a través de ella.
El valor de la autenticidad
Mariela propone: "Imaginá a Picasso trabajando como empleado bancario. A Lionel Messi como contador. A Freddie Mercury intentando ser futbolista en lugar de cantante".
Parece imposible, ¿no? Sin embargo, muchas personas viven así: alejadas de su vocación, forzándose a encajar en moldes que no les pertenecen.
Quienes dejan huella suelen compartir dos características clave:
- Sus logros son el resultado de años de entrega y disciplina, no del azar.
- Se animaron a abrazar su esencia y compartirla con el mundo.
Su grandeza nació de un encuentro profundo consigo mismos y de la valentía de ser auténticos.
Talento, habilidad y don: no son lo mismo
Muchas veces usamos estas palabras como sinónimos, pero tienen diferencias:
Talento: una capacidad natural que nos facilita destacar en algo.
Habilidad: lo que desarrollamos con práctica y entrenamiento.
Don: algo que va más allá de nosotras. Es misterioso, transformador, inspira y eleva a los demás.
Albert Einstein lo explicó con claridad, según la coach: “Todos son genios. Pero si juzgas a un pez por su habilidad para trepar a un árbol, vivirá toda su vida creyendo que es un inútil.”
La clave está en encontrar el contexto donde nuestro talento pueda florecer, en lugar de forzarnos a ser alguien que no somos.
Nuestros talentos no son solo nuestros
Si todas podemos alcanzar nuestra grandeza, ¿por qué tantas veces nos conformamos con menos? Porque dejamos que el miedo, la inseguridad o la necesidad de aprobación nos silencien.
Pero hay algo esencial: cuando escondemos nuestros talentos, no solo nos limitamos a nosotras mismas, también privamos al mundo de recibir lo que tenemos para ofrecer. Nuestros dones son semillas, y solo florecen cuando se comparten.
Los obstáculos internos
En este camino, solemos encontrarnos con “monstruos” que nos frenan:
- El miedo al fracaso.
- La inseguridad de no sentirnos suficientes.
- La necesidad de aprobación constante.
- La comodidad de lo conocido, aunque nos haga infelices.
- Estos monstruos pierden fuerza cuando damos el primer paso, aunque lo demos temblando.
- Atrevernos a desplegar nuestro potencial
Cada día tenemos una elección:
- Quedarnos en lo seguro, aunque nos quede chico.
- O dar un paso hacia lo que realmente vinimos a ser.
La grandeza no tiene que ver con competir ni con acumular logros materiales, sino con vivir alineadas con nuestra verdad, sin máscaras ni excusas.
Caminar con los ojos vendados puede parecer cómodo, pero es renunciar a la posibilidad de descubrirnos de verdad. Hoy, Mariela Álvarez Gelves nos invita a calzarnos los zapatos que nos quedan bien y animarnos a andar nuestro propio camino. Porque cuando lo hacemos, no solo nuestra vida se expande, sino que también inspiramos a otros a descubrir su propia grandeza.
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