SIBO, así es el test que deberías hacerte para identificar este trastorno

Charlamos con Ramiro Heredia, médico especialista en Medicina Interna del Hospital de Clínicas, quien nos despeja las dudas más frecuentes sobre la detección del SIBO.

- ¿Se puede detectar el SIBO mediante estudios de endoscopia y anatomía patológica?

- En la mayoría de los pacientes con SIBO son normales.

- ¿Cuál es la prueba más sensible para el diagnóstico de SIBO?

- Es el cultivo de una muestra de líquido de aspirado yeyunal (el yeyuno, es la segunda porción del intestino delgado). Esta prueba es compleja, invasiva, costosa y no está disponible ampliamente. En su defecto, hoy en día el diagnóstico se hace mediante los test de aire espirado. Ante síntomas compatibles, las pruebas de aire espirado son la prueba de elección para el diagnóstico.

- ¿Cómo es la preparación del test de aire espirado?

- Luego de llevar una dieta especial durante algunos días, se cita al paciente, se le pide que espire aire en un sensor, para medir la composición basal de su aire espirado (luego de hacer una apnea de 15 segundos). Luego, se le hace toma una preparación con un hidrato de carbono no absorbible (en general, lactulosa o menos frecuentemente, glucosa), y se le mide, cada 30 minutos, el aire que espira. La prueba en general lleva unas 3 horas.

- ¿Cuáles son los indicadores que determinan la presencia de SIBO?

- Un aumento absoluto > o igual a 20 ppm del hidrógeno a los 90 minutos, o de 10 ppm de metano, es diagnóstico de SIBO (este último se asocia con el fenotipo con constipación).

La prevalencia exacta del SIBO hoy no se conoce, según Heredia. Pero sí existen ciertos factores relacionados con su desarrollo, por lo cual, "algunos autores la consideran como una entidad secundaria a otras enfermedades o trastornos (es decir, siempre tenemos que investigar alguna causa primaria de SIBO)":

- Alteraciones anatómicas y, en especial, cualquier cambio que promueva estasis (disminución del tránsito, o acumulación) o exposición al contenido del colon. 

- Hipoclorhidria (disminución del contenido ácido del estómago), incluida la supresión de ácido. En relación a esto, se habló mucho del papel de los inhibidores de la bomba de protones (por ejemplo, omeprazol, el protector gástrico más usado): estos aumentan ligeramente el riesgo de SIBO.

- Dismotlidad e hipomotlidad intestinal. En este grupo se incluye cualquier perturbación importante propulsión del intestino delgado, como en la esclerodermia (una enfermedad del colágeno que se asocia a ojo seco, boca seca, insuficiencia pancreática y trastornos en la motilidad intestinal), los desórdenes de motilidad, incluida la ausencia del complejo motor migrante (un mecanismo de "limpieza" que tiene el intestino,  cuando no tiene alimentos en su interior).

- Inmunodeficiencias. El SIBO se ha descrito en asociación con hipogammaglobulinemia, que es una disfunción del sistema inmune en el que se aprecia una concentración baja de todas las inmunoglobulinas (anticuerpos),
 tanto en las formas hereditarias, como adquiridas, así como en otros trastornos de la inmunidad.

- Enfermedad del intestino delgado. En especial, cualquier enfermedad que deteriora los mecanismos de defensa y/o promueve la estasis, tales como enteritis por radiación (daño del intestino en individuos que recibieron radioterapia por una enfermedad oncológica) o enfermedad inflamatoria intestinal.

- Mulfactorial. Ejemplos importantes incluyen el SIBO en asociación a la pancreatitis crónica, y la enfermedad hepática.

- Síndrome del intestino irritable. Existe una gran controversia relacionada con SIBO, acerca de si este está relacionado con el síndrome del intestino irritable.

- Cirugías bariátricas. La alteración quirúrgica del estómago, el intestino o ambos para perder peso.

Experto consultado: Dr. Ramiro Heredia, Médico Médico especialista en Medicina Interna (UBA),  Médico de Planta - Séptima Cátedra de Medicina, Hospital de Clínicas "José de San Martín"