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Paulina Flores: “Uno cree que elige, pero en el amor no elegimos nada”

En su más reciente novela, la escritora chilena tiene la valentía de explorar las complejidades del amor, el sexo y la migración. ofrece una mirada cruda y reflexiva sobre la juventud de hoy.


paulina_flores-abre.jpg - Créditos: Gentileza Pascale Descazeaux



En la novela La próxima vez que te vea, te mato, Paulina Flores ofrece una mirada audaz y se atreve a ahondar en temas tan actuales como clásicos. El amor, la muerte, los problemas de migración que sufren los jóvenes y el erotismo se entrelazan en esta obra que pinta ser uno de los bestsellers de este año del sello Anagrama.

Paulina es chilena, tiene 36 años y vive en Barcelona. En la charla con OHLALÁ! cuenta sobre sus días y su cotidianeidad de escritora responsable y disciplinada: “Trato que mis días sean todos igual y cuando empiezo una novela, es como entrar en un ritual. Siento que si uno hace todos los días lo mismo, repetición, repetición, repetición, funciona. Es como meditar”. Trota en cinta y escucha música, la que necesite para lo que esté escribiendo en el momento. “Al principio, busco como música que me suba, como la que se escucha en el gimnasio para darse ánimo” y así durante unas 9 horas por día, cuando nace el germen y hay que hacerlo funcionar.  

Paulina Flores

Paulina Flores, autora de la novela "La peóxima vez que te vea te mato" - Créditos: Gentileza Pascale Descazeaux

En esta su última obra fue atrevida: no solo con el título –que incluso le trajo algunos problemas con el famoso algoritmo de Instagram- sino también en la narrativa en la que se atreve, desde sus personajes, a narrar y cuestionar los paradigmas del amor tradicional, explorando cómo los lazos afectivos y sexuales se han transformado en la actualidad. 

Todo pasa a través de los ojos de Javiera, una joven migrante chilena que se enfrenta a la incertidumbre de la vida en un país extraño y con ella, el lector se sumerge en las realidades de los jóvenes de hoy, atrapados entre el deseo de independencia y la necesidad de pertenecer.

Aunque no es un ensayo ni un tratado sino una novela del género negro y picante, Paulina analiza esta sociedad que busca perpetuar la adolescencia y, por eso, el relato también se convierte en una reflexión sobre las dificultades del amor, las decisiones personales y los cambios generacionales. Ni hablar del replanteo que queda rondando sobre los mitos y las expectativas del amor romántico. De estos y muchos otros temas, charló con OHLALÁ!

La última novela de Paulina Flores

La última novela de Paulina Flores - Créditos: Gentileza Pascale Descazeaux

Cine como alimento: “Soy muy cinefila, me encanta el cine. Creo que mi educación narrativa está traspasada por las imágenes. Suena mucha música de fondo en el libro. A pesar de ser una novela que sucede en la mente de la personaje, hay muchas imágenes”, sostiene.

También  se arriesgó con un título potente. “Claro, era pesadito, era amenazante, era como una apelación directa al lector, ¿no? Me gustaba eso. Y también me gustaba cómo el título, sin embargo, si uno después leía la novela se daba cuenta de que tenía que ver con algo en su origen más erótico. Me gustaba que un mismo título tuviera como doble significado. En la novela también está como el amor y como la muerte, en juego”, señala. 

Javiera, la protagonista es una migrante y en ese sentido, Paulina sostiene que hay algo de ella en ese recorrido. “Yo le puse de nombre Javiera al personaje  porque dije, nadie más en ningún lado se llama Javiera sino es en Chile. Y sí, viví mucho de mi experiencia en ese sentido como de clase, de migración, que también es una migración protegida, ¿no?  Me refiero en comparación con otras migraciones, por ejemplo, la venezolana que tiene como una desolación media como primigenia. O ¡para qué hablar de los barcos que llegan desde África, ¿no?”, relata. 

 

¿Y sobre el amor?, le preguntamos. “El personaje Javiera aprendió toda la vida a enamorarse como del que está más cerca. Para mí eso tenía gracia también. ¡Es gracioso como hasta qué punto creemos que elegimos, ¡pero no elegimos nada!”.

En la novela, el personaje Javiera también se define como una adolescente de 31. “Se llama a sí misma así y es consciente de que hay algo infantil en su forma de amar, de actuar, de vivir. Pero también la novela busca preguntarse, ¿será que somos infantiles o será que le servimos al sistema capitalista infantiles?”,  sostiene Paulina. Y analiza: “si seguimos siendo niños vamos a ser siempre baratos para el sistema. Vamos a ser siempre becarios. Los adultos piden un contrato fijo. Como que también hay algo del sistema que perpetúa esta extensión de la adolescencia, de la juventud”.

El amor en 2025. Paulina habla mucho de su mamá. Justo viajó con ella a Buenos Aires para conocer la capital argentina y pasear y recorrer esta ciudad que, según Paulina, está a la par en habitantes-adoradores de libros con Barcelona. Y ella lo disfruta. También disfruta su soltería, enmarcada en la decisión de no casarse, ni formar una familia. “En mi caso, está muy marcado por mis ganas de querer seguir escribiendo  y tener tiempo para aquello y dedicarme al cien por ciento. Cuando estoy escribiendo, como que me encierro”, describe.

Aclara que su libro no es un tratado, pero que en principio le interesaba mucho hablar sobre ciertos temas universales aunque marcada por el humor, el melodrama, la tragedia y el relato erótico. Paulina suele decir que hay generaciones en las que se enseñó a amar de una manera muy patriarcal. Hoy confiesa que las cosas cambiaron. “Hay algo en el amor, en el deseo, en el erotismo que no se puede analizar, que es como misterioso, que es indocumentable. Como que permanece en algo desconocido, extraño y que justamente es maravilloso por eso”.

 

Escribir. Paulina vive en Barcelona y ese ha sido el escenario de esta novela. “Fue un año de escritura y fue un año de edición, que para mí fue lo más rápido que he escrito un libro. Sí, porque soy muy lenta en general porque soy muy obsesiva con el control”. Es de las autoras que degustan el proceso y se nota: “Quiero como escoger cada palabra y ver cómo funciona. Y también porque tengo que divertirme. Como que también hay un componente de diversión, de placer”. 

Como una verdadera artesana, Paulina es una purista del lenguaje. Y así lo cuenta: “Tengo siempre el diccionario de símbolos, el de mitos griegos y romanos, el de etimología. Mientras voy escribiendo, voy revisando mucho para poder hacer imágenes, metáforas, como que estén más condimentadas, que tengan más como peso simbólico, que tengan más asociaciones que yo no pensaba que podía hacer y luego existen. Entonces mientras voy escribiendo, voy como aprendiendo mucho, como pormenorizando mucho en ciertos temas que me interesan”.

El nacimiento de una obra y su proceso creativo son cosas que supo descubrir en el trayecto. “Estas cosas que yo te he dicho, las sé ahora. Al principio voy  sin timón, sin mapa, sin nada. Como que soy súper intuitiva para escribir, bastante cursi, en el sentido de que, generalmente, las ideas se me ocurren cuando estoy en momentos de crisis personal, ¡justo cuando estoy buscando piso! (se ríe). Cuando estoy atravesando  un mal momento. Mi idea, mi mente solita, se separa un poco, como para tener aire. Y empiezan a entrar ideas narrativas”.

 

¿Y respecto a esta novela y esos temas? “Yo quería hablar del amor, de la muerte, pero como que no sabía mucho más, ahí empiezan las lecturas, ahí empieza la lectura muy importante de poesía, de ensayo”. Como no podía ser de otro modo, a la hora de recurrir a ciertos poetas no podía faltar Gabriela Mistral. “Siempre vuelvo a Desolación, Ternura...”. También está la Pizarnik y otros como  Louise Glück y Sylvia Plath.

¿Qué te enseñó a vos esta novela?  Ante esta pregunta, Paulina, no duda. “Que quiero volver a divertirme escribiendo. No esperar nada más que gozar el trabajo con las palabras, un trabajo lúdico con las palabras. Volver a entender la  literatura como un juego” y aclara: “no es que lo haya olvidado del todo, pero sí que le había dado quizás mucha gravedad, mucho sufrimiento, mucho trauma y pese a que esta novela igual tiene sus componentes oscuros y es muy reflexiva, como me planteo desde otro yo, hay una Paulina que se acepta más, como que tiene menos complejos. Yo todavía me siento muy joven porque  estoy como recién aprendiendo, es mi tercer libro”.

Y qué es lo más importante que te dio este libro, preguntamos para finalizar. “Lo más importante que me dio es como seguir siendo escritora, que eso siempre está como en punto suspensivo. To be continued. Para mí, lo más difícil de ser escritora es cómo mantenerse siendo escritora. Porque siempre es como que puede ser que se acabe, ya sea por una cuestión económica, o ya sea por una cuestión de que te secas por dentro y no salen ideas nuevas”.  Esta novela, sin duda, la posiciona como un exponente de la nueva camada de autoras. Y auguramos que “Continuará”. 

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