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"Mi hijo no duerme": 6 claves para el buen sueño infantil

La idea de que los bebés “deberían” descansar de corrido es más un mandato cultural que una realidad biológica. Qué es lo esperable en el sueño infantil, por qué los despertares son parte del desarrollo y cómo acompañar.


bebe duerme

Mi hijo no duerme toda la noche: 6 claves para el buen sueño infantil - Créditos: Getty



Dormir de corrido, sí, es un sueño, y como decía Calderón de la Barca: los sueños, sueños son. No quiero desmoralizar a las madres que estén leyendo esto, sino más bien quiero que sepan que, si sus bebés no duermen de corrido, no son la excepción, sino la regla.

Me gustaría repasar 6 puntos fundamentales sobre el sueño infantil, para que te amigues con la idea de que tu bebé no está fallado, ni necesita ser corregido. Y como ya hemos dicho en otro artículo: el sueño no se entrena, se desarrolla.

6 claves sobre el sueño infantil

  1. No hay un ‘sueño normal’ único. Cada niño es distinto: el número de horas que duerme, la forma en que duerme y cuánto se despierta varía muchísimo. La ciencia muestra que no hay una sola forma correcta de dormir, sino muchas.
     
  2. Los despertares nocturnos son normales. Incluso a los 6, 12 o 18 meses, muchos bebés se despiertan varias veces por noche. Es parte del desarrollo normal y muchas veces está relacionado con el apego, el crecimiento o los cambios neurológicos.
     
  3. Dormir “toda la noche” no es lo común. El sueño en los bebés es polifásico (duermen muchas veces al día), inmaduro y fragmentado por múltiples despertares. Recuerden que su sueño está en desarrollo y está relacionado a su desarrollo cerebral.
     
  4. El colecho es la forma de dormir más natural y ancestral. Dormir acompañados ha sido la norma en casi todas las culturas humanas. El sueño en solitario es una práctica reciente, propia de la cultura occidental moderna*. Hay formas y recomendaciones de sociedades pediátricas para hacerlo de manera segura. *Si nos ponemos a pensar, al ponernos en pareja solemos dormir junto de nuevo, con lo cual: dormimos más tiempo acompañados que solos. 
     
  5. El “autoconsuelo” no es propio del sueño infantil. Aunque muchos profesionales lo proponen como meta, no hay evidencia de que un bebé deba aprender a dormirse solo para dormir bien. De hecho, muchos niños duermen mejor en contacto y acompañados, y no hay pruebas de que esto sea negativo.
     
  6. Observá a tu hijo, no al reloj. Más que contar horas, es clave ver cómo está tu bebé durante el día. Si se despierta con energía, está de buen humor, probablemente esté durmiendo lo que necesita, aunque no cumpla con los “números” estándar. Sí, sí ¡aunque no respete esa tablita de ventanas de sueño que guardás y consultás como si fuera una biblia!

Dormir en compañía

Mamá y bebé duermen juntos.

Mamá y bebé duermen juntos. - Créditos: Getty

Dormir en compañía ha sido la norma a lo largo de la historia humana. El sueño en compañía favorece la regulación fisiológica, emocional y conductual del niño. Sin embargo, en muchas sociedades modernas se ha instalado la expectativa de que los bebés deben dormir solos desde muy temprana edad.

Esta desconexión entre lo biológicamente natural y lo culturalmente impuesto genera tensiones: lo que muchas veces se interpreta como un “problema de sueño” es, en realidad, una manifestación normal del desarrollo infantil. Por eso, recuerden que dormirse solo es un proceso madurativo, no una habilidad que se enseña.

Veamos algunos conceptos comunes y erróneos sueño infantil:

  • Ventanas de sueño. Se presentan como tablas con tiempos fijos de vigilia por edad. Lo cierto es que cada bebé es único. Forzar el sueño por un reloj externo puede desconectarnos de sus señales reales.
     
  • Mi sugerencia: olvídate del reloj. No tiene sentido correr detrás de las tablas de sueño, es mejor que observes las señales de sueño siempre (bostezos, mirada perdida, irritabilidad o frotarse los ojos.) 
     
  • Regresión del cuarto mes. A veces, no siempre, los bebés cerca del 4to mes pueden tener más despertares y sintamos que está durmiendo “peor” que antes. Aunque se llame regresión, no es un retroceso, sino un salto en la maduración del sueño. A diferencia del desarrollo motriz, que se da de manera lineal, el sueño puede presentar estas ‘regresiones’, donde está creciendo y madurando.
     
  • “Sueño chatarra”. Muchas veces se cree que, si el sueño o descanso de nuestros bebés no se da en una manera determinada, no sirve. Y eso sólo nos genera más presión de la que ya tenemos ¡Así que, no gracias!
     
  • Dormir en brazos, con movimiento, con luz o con ruido también es descanso real. Si bien es inevitable que tu rutina no se vea modificada con el nacimiento de un hijo, no hace falta rigidez: lo importante es un ritmo afectivo y contenedor, no el horario exacto.
     
  • El breastsleeping. Este término, propuesto por el antropólogo James McKenna, describe la forma en que madres lactantes y sus bebés duermen juntos. La palabra surge de la combinación de breast (pecho) y sleeping (dormir), y hace referencia a una práctica ancestral y fisiológica en la que el amamantamiento y el sueño coexisten de forma natural. Esta forma de descanso compartido permite que la madre ofrezca el pecho durante la noche sin necesidad de levantarse, facilitando así que ambos vuelvan a dormir con mayor facilidad. Además de promover el descanso materno, el breastsleeping favorece la producción de leche y aprovecha los efectos relajantes de la prolactina, beneficiando tanto a la madre como al bebé.

Es esencial que esta práctica se realice de forma segura, siguiendo recomendaciones que minimicen cualquier posible riesgo para el bebé.

Algunas de estas pautas incluyen:

  • Asegurar que el bebé descanse sobre una superficie firme y plana
     
  • Evitar almohadas, mantas sueltas u otros elementos blandos en la cama
     
  • No ubicar al bebé en el centro de la cama

Rutinas y acompañamiento

Inicialmente no hacen falta o son directamente imposibles, así que lo ideal es seguir las señales del bebé. Para los ma-padres, establecer una rutina puede ayudarlos -a ellos mismos- a tener una mínima estructura y así evitar que cada día parezca una repetición del día anterior, como en ‘el día de la marmota’. Dentro de esa rutina se pueden dar paseos breves, hacer mandados, o cualquier actividad que les permita evitar entrar en un círculo vicioso, aceptando también que habrá días que se hará imposible poder salir de casa. 

Con respecto a los niños y con el tiempo, las rutinas suaves y predecibles ayudan, dan seguridad y anticipación. No hace falta rigidez de nuestro lado, sino prestar atención en el vínculo más que en el control del sueño.

Poner el cuerpo todas las noches

Acompañar el sueño infantil no siempre es fácil, especialmente en un contexto que muchas veces invisibiliza el esfuerzo materno e insiste en la autonomía precoz del bebé. Por eso, es importante hablar de esto, compartir lo que sentimos y buscar redes de apoyo que nos contengan.

En HAND Primeros Días ofrecemos un espacio quincenal para conectar con vos misma y con otras mujeres que también maternan, sienten, dudan, buscan y se sostienen.

 

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