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Quién es la joven argentina que se convirtió en referente sudamericana en el mundo cervecero

Sol Cravello fue la primera sudamericana en obtener la certificación internacional Certified Cicerone® y hoy es referente en un ámbito históricamente masculino. Sus vivencias son las de muchas mujeres que, paso a paso, conquistan espacios donde todavía queda mucho por recorrer.


Sol Cravello, la mujer que abrió camino en el mundo cervecero

Sol Cravello, la mujer que abrió camino en el mundo cervecero - Créditos: Gentileza Sol Cravello



“Entré al mundo cervecero sin que me gustara la cerveza”, es lo primero que cuenta Sol Cravella. Hoy, más de 13 años después, su historia es la prueba de que la curiosidad, la pasión y el estudio pueden transformar por completo una vida.

Con 41 años, licenciada en Tecnología Industrial de Alimentos y mamá de Baltazar, se convirtió en referente argentina del Programa Cicerone® y en la primera persona sudamericana en certificarse como Certified Cicerone®, un título internacional que la posicionó en competencias y eventos de todo el mundo.

Una mujer en un mundo de hombres

Sol Cravello tiene certificaciones internacionales como jueza y sommelier de cerveza, además de ser referente del Programa Cicerone® en Argentina.

Sol Cravello tiene certificaciones internacionales como jueza y sommelier de cerveza, además de ser referente del Programa Cicerone® en Argentina. - Créditos: Gentileza Sol Cravello

Cuando Sol comenzó su carrera, las conferencias, cervecerías y competencias estaban copadas por varones. “Me acuerdo de conferencias llenas de disertantes masculinos, competencias donde los jueces eran casi todos hombres, y cervecerías donde la presencia femenina era mínima. Recuerdo algunas reacciones como: ‘Qué raro ver una mujer acá’”, cuenta.

En ese contexto, entendió que, como mujer, necesitaba demostrar constantemente su valor con títulos y certificaciones. “Lo que fui descubriendo durante los años es que la mujer necesita tener avales para ser tenida en cuenta", dice. Y los avales que se piden son muchos más que a los varones.

La conquista del propio lugar

Su primer trabajo en la cervecería más grande de Argentina fue como coordinadora del Panel Sensorial, un rol clave en el control de calidad. Allí capacitaba degustadores y trabajaba codo a codo con maestros y maestras cerveceros. Ese fue el inicio de una vocación que la llevó a especializarse en análisis sensorial y, finalmente, a descubrir el camino que la haría pionera.

Con el tiempo, sumó certificaciones internacionales como jueza y sommelier, además de su rol como referente del Programa Cicerone® en Argentina. Esa trayectoria le permitió no solo consolidarse profesionalmente, sino también visibilizar la presencia de mujeres en un espacio donde antes no existían.

“En este camino a las mujeres siempre se nos exigió más, y en parte hoy aún sucede. Comparado con el lugar de donde venimos estamos mejor posicionadas y con mucha más presencia que hace 10 años, pero siento que falta camino por recorrer”, reconoce.

Lo que falta, lo que viene

Sol Cravello sabe que se avanzó mucho en los últimos 10 años, pero quedan desafíos para las mujeres que quieren crecer en este ámbito.

Sol Cravello sabe que se avanzó mucho en los últimos 10 años, pero quedan desafíos para las mujeres que quieren crecer en este ámbito. - Créditos: Gentileza Sol Cravello

Hoy, Sol celebra que cada vez más mujeres se sumen a este universo: maestras cerveceras, sommeliers, juezas, conferencistas, investigadoras y microbiólogas. Sin embargo, también advierte sobre los desafíos que persisten.

Su experiencia muestra que abrir camino no es fácil, pero sí posible. “Sentía que existía un mundo enorme que quería descubrir y eso me llevó a profundizar, aprender y formarme más en este mundo. La cerveza dejó de ser solo una bebida y se convirtió en mi lenguaje profesional, mi curiosidad y mi vocación”, dice. 

Y aunque todavía queda mucho por andar, como lograr entornos laborales menos hostiles o alcanzar más lugares de liderazgo, historias como la suya son la mejor muestra de que, paso a paso, las mujeres siguen derribando barreras y conquistando espacios propios.

Para muchas, es un desafío superar el síndrome del impostor, un fenómeno psicológico que afecta en especial a las mujeres que buscan hacerse lugar en ámbitos históricamente masculinos. Debido a estereotipos sociales y culturales, presiones para cumplir expectativas masculinas y la falta de referentes femeninos en ciertos entornos, hace que quienes ocupan lugares de referencia duden de la propia competencia y los logros, a pesar de las evidencias de éxito, que muchas veces atribuyen a la suerte o factores externos en lugar de a las propias habilidades. 

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