
Vivir de checklist en checklist: cuando nada alcanza
Entre pendientes laborales y domésticos, muchas mujeres sienten que corren sin pausa, pero sin disfrute. ¿Cómo salir del loop y volver a conectar con lo que realmente importa?
16 de septiembre de 2025 • 13:55

Vivir de checklist en checklist: cuando nada alcanza - Créditos: Getty
Hay días en los que pareciera que nuestra vida se reduce a seguir una checklist: reunión de equipo, responder los slacks pendientes, mandar un mail al colegio, hacer la compra online del súper, revisar el nuevo horario con la niñera… Y así, entre tarea y tarea, el día se llena. Pero nosotras, a veces, seguimos sintiéndonos incompletas, como si nada alcanzara.
No se trata solo de tener mucho para hacer. El problema aparece cuando la sensación de correr atrás de pendientes nunca termina. Apenas tachamos lo último de la lista, ya empezamos a pensar en la que sigue. ¿Te pasa?
En ese loop interminable no queda espacio para algo tan simple como preguntarnos: ¿cómo estoy? ¿qué necesito hoy para sentirme bien?
Y ahí es donde aparece el problema: la checklist ordena, sí, pero también puede volverse un modo de anestesia que nos mantiene ocupadas para no mirar lo que sentimos. Vivir de checklist en checklist es como vivir en la superficie: corriendo para cumplir, sin la pausa necesaria para conectar con lo que nos pasa por dentro.
El agotamiento que traen estas listas no es solo físico: es mental y emocional. Muchas mujeres llegan a mi consultorio con frases que se repiten: “Siento que mi vida es ir de checklist en checklist”, “Cumplo con lo que tengo que hacer, pero no disfruto nada”, “Estoy tan sobrecargada que ni siquiera llego a cumplir los ítems que me había propuesto para el día”. No se trata de falta de voluntad, sino de algo más profundo: la exigencia y la presión de tener que poder con todo terminan por restarnos eficacia y nos dejan sin cumplir lo que nos proponemos.
En esa vorágine lo primero que se apaga es la capacidad de disfrutar. Se vuelve difícil recordar la última vez que nos divertimos, que sentimos calma en el cuerpo o que descansamos sin tener la cabeza en lo que venía después.
El riesgo de este modo de estar en el mundo es que naturalizamos el vacío. Nos convencemos de que “así es la vida”, de que estar cansadas es normal, de que siempre habrá más por hacer. Pero el cuerpo habla: insomnio, contracturas, atracones, agotamiento crónico. Y la mente también: ansiedad, pensamientos rumiantes, irritabilidad, desgano, la sensación de que nada alcanza.
- “Vivo corriendo y no llego a nada.”
- “Cumplo con todo, pero no disfruto nada.”
- “Me levanto agotada, como si no hubiera dormido.”
La checklist tiene que ser una aliada para lo operativo, un simple recordatorio. El riesgo aparece cuando empieza a ocupar más espacio del que le corresponde. Porque entonces pasa de ordenarnos a anestesiarnos: nos deja en lo ejecutivo y nos desconecta de lo emocional, de lo profundo, de lo que en verdad nos da sentido.
Lo que de verdad nos sostiene no se anota en una checklist: una charla que nos hace bien, un momento de calma, la sensación de estar presentes.
Podemos llenar la vida de listas y pendientes, pero lo que importa no se escribe en ningún papel: se siente, se vive. Porque es ahí, en lo profundo, donde la vida se vuelve verdaderamente nuestra.
¿Y si en tu checklist de hoy agregás escucharte a vos?
SEGUIR LEYENDO


Walter Riso comparte una guía con los 7 pilares del amor propio
por Candela Blanco

“Let them”: 5 claves para soltar el control y recuperar tu poder personal
por Nathalie Jarast

Vitamina N: cuál es, para qué sirve y qué dosis necesita tu cuerpo
por Redacción OHLALÁ!

Parches menstruales: la nueva alternativa para aliviar cólicos
por Ceci Belgoff
